Ciudad

Estrenan película sobre la vida de Rommel Fernández Gutiérrez

252
8

En el restaurante “Los Martínez” se reunió por última vez con sus compañeros de equipo. Esa tarde del 6 de mayo del 93, en aquella recta de Tinajeros rumbo a Albacete, el Toyota Célica de Rommel Fernández salió de la carretera para ir a estrellarse contra un árbol. Allí se cerraron los ojos del gran futbolista panameño, admirado en su tierra y adorado por los españoles de Tenerife, Valencia y Albacete, donde el joven nacido en el barrio El Chorrillo un 15 de enero de 1966, había dejado huellas imborrables como deportista y como persona.

Allí se apagó el sonido de la salsa que tanto disfrutaba; allí dejó sus recuerdos y sus goles, dejó la bandera de su patria colgada en el balcón de la calle Tomé Cano de Santa Cruz de Tenerife, y quién sabe en cuantos lugares más.

Honores en su cumpleaños

Hoy está de cumpleaños el futbolista más importante de Panamá. Un día como hoy nació esta leyenda que aún sigue vive en el corazón, el recuerdo y la historia de este deporte, no solo en nuestro país, también en Centroamérica y en España, donde Rommel Fernández se consagró como un ídolo ante una afición que no lo olvida.

Panamá celebrará en grande esta fecha con el estreno de «Me Dicen El Panzer», una película dirigida por Rodrigo Quintero basada en la vida de Rommel Fernández Gutiérrez y que se proyectará este martes 16 en Cinépolis de Altaplaza.

Con este documental se rinde honor a una de las figuras más destacadas del fútbol nacional, que además permite proyectar su imagen y ejemplo a las nuevas generaciones y que su legado permanezca siempre vivo en quienes se identifican con este deporte y con las personas que con su esfuerzo elevan el nombre de Panamá en el mundo.

Ídolo en España

El fútbol marcó su destino y lo convirtió en un emblema. Año tras año, los españoles que deliraron con el desenlace de sus jugadas en gol lo recuerdan y lo agasajan. Así es en Tenerife, donde inició su recorrido internacional en 1986, en la segunda división, y fue pieza clave para el ascenso del equipo a primera división. Luego fue comprado por el Valencia para la temporada 1991-1992, para después ser cedido al Albacete donde jugó 18 partidos y anotó 13 goles, ganándose a la afición manchega. Ya en 1991, “El Panzer”, como fue bautizado, había sido el primero en recibir el premio EFE como mejor futbolista latinoamericano en España.

Rústico en su estilo, pero muy efectivo en el ataque con el pie y la cabeza, Fernández no daba nada por perdido y con su metro 86 de estatura y su fuerte contextura, desplazaba a los contrarios para incrustar el balón en la red. Su personalidad y compromiso en la cancha fueron su mayor credencial desde sus primeros pasos en el Plaza Amador y luego en el Atlético de Panamá y el Alianza FC.

Su destino

Su camino a España surgió del azar y fue sellado por sus dotes. Las múltiples reseñas sobre su vida coinciden en que en 1986 se organizaba el III Campeonato Mundial de la Emigración en Tenerife y el equipo juvenil de la Sociedad Española se preparaba para representar a Panamá en este torneo.

Reseña el diario La Prensa que en esos días se pactó un encuentro en La Chorrera entre los equipos de la Unión Española y la Sociedad Española, donde Rommel Fernández participaba como refuerzo de los primeros. El partido lo ganó la Unión con tres goles marcados por Fernández, lo cual le dio el “boleto” para viajar como refuerzo de la Sociedad Española al torneo mundial en Tenerife, todo bajo un subterfugio de que el joven de 18 años era descendiente directo de españoles en Panamá, versión que solo era respaldada por el evidente origen hispano de su apellido.

Muchas cosas dejó inconclusas Rommel aquella tarde en Albacete. Con 27 años y un futuro promisorio se marchó de repente, dejando atrás la euforia de sus fanáticos. Allí dejó a medio andar la ilusión de clasificar con su selección panameña a un Mundial, allí sembró la tristeza de sus compañeros y de sus familiares, todo en medio de un absurdo desenlace del cual sólo queda el árbol a orilla de la carretera donde cada año la peña “Curva Romel” y el Albacete Balompié acuden con flores y carteles a honrar la memoria de uno de los más importantes deportistas istmeños de todos los tiempos.