El arquitecto y urbanista Rodrigo Mejía – Andrión, ha vivido casi toda su vida en San Francisco; a sus 86 años mantiene recuerdos de una comunidad amistosa y segura, que a su consideración ahora debe enfocarse en crecer de forma armónica y ordenada.
¿Qué recuerda del San Francisco de antes?
Lo amable de su gente. Aquí tengo memorias amistosas, de tranquilidad, recuerdo las casas construidas con desechos de viviendas de las zonas del canal, que el transporte público era muy humano.
¿Y ahora?
Sigue siendo un lugar para vivir, una comunidad céntrica, aunque desordenada, ahora veo basura que antes no existía y esos edificios tan altos. San Francisco no los necesita, los estudios han demostrado que una torre de más de 75 pisos es ineficiente.
¿Entonces el problema son las construcciones?
No, pero sí debemos saber que todo lo que se construye no es beneficioso. El corregimiento atraviesa los cambios del progreso, eso implica crecer de forma armónica, para eso hay que recuperar las aceras, incluir rutas internas de transporte público, conservar los espacios para el esparcimiento comunitario, que la gente se pueda conocer y enamorarse.
¿Ese progreso no podría arrasar con la memoria de la comunidad?
No, pero como toda ciudad pide apartamentos y no casas. Viviendas señoriales como las de Punta Paitilla ya pasaron de moda, hay que densificar, pero atendiendo el sistema de transporte colectivo, acercando los servicios a las personas y desincentivando el uso del auto.
Rodrigo Mejía – Andrión en breve
Una de sus obras: El edificio de la Contraloría General de la República
Su diseño favorito: Mi casa en Punta Paitilla
Pasatiempo: Leer y escribir
Autor favorito: Mario Vargas Llosa
Lugar predilecto: Las antiguas playas de San Francisco
Un logro profesional: Promover la ley que estableció el control del ejercicio de la ingeniería y la arquitectura en 1959 y la ley de propiedad horizontal de 1971.
Teléfono: (507) 203-0770
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