Con la finalidad de visibilizar y destacar la importancia de un medio de transporte ecológico y saludable, cada 3 de junio se celebra el Día Mundial de la Bicicleta, un medio de transporte que estos tiempos cobra mayor vigencia debido al incremento de la contaminación y al cambio climático que está experimentando el planeta.
Fue en el año 2018 cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó esta efeméride en todo el mundo, dando de esta manera relevancia a este medio de transporte que contribuye a controlar las emisiones contaminantes de los vehículos automotores.
La bicicleta es un vehículo muy utilizado en países europeos. Solo en Ámsterdam existen 400 kilómetros de carriles y espacios de estacionamientos exclusivos para bicicletas. En Latinoamérica no podemos hablar de una cultura de uso de este medio de transporte y más bien es utilizado en su mayoría como vehículo de paseo o para ejercitarse.
En Panamá ha comenzado una tímida tendencia a incentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte para ir al trabajo, al colegio o a la universidad, no obstante se requiere una transformación urbana que contemple carriles para su circulación, estacionamientos y una legislación que proteja al ciclista.
Un poco de historia
Según reseña el portal díainternacionalde.com, la bicicleta surgió a mediados del siglo XIX como resultado de una serie de intentos fallidos para inventar un vehículo innovador, originando este maravilloso medio de transporte. En Alemania el primer modelo estaba hecho de madera pero no tuvo mucho éxito, ya que para ponerla en marcha había que empujarla con los pies.
Después se inventaron otras bicicletas que seguían siendo rudimentarias, hasta el año 1861, cuando a Ernest Michaux se le ocurrió la idea de colocar pedales delanteros. Aunque esto no fue lo ideal, sirvió para dar el primer paso a la bicicleta actual.
Más saludable
Desde la óptica del bienestar y la salud, ir en bicicleta al colegio, a la oficina o solo para pasear, genera grandes beneficios para el cuerpo ya que es una de las actividades físicas más completas, ayuda a prevenir dolores de espalda, protege las articulaciones y mejora el sistema inmunológico.
“El corazón tiene que trabajar más durante el desarrollo del ejercicio al bombear sangre a una frecuencia más rápida. Como resultado, se hace cada vez más eficiente en el bombeo de sangre en general. Esto puede hacer que las actividades cotidianas parezcan ser más fáciles con el tiempo ya que el corazón necesita trabajar menos para sobrellevarlas. Usualmente puedes ver este cambio en una frecuencia cardíaca en reposo más baja. Además el aumento de gasto de energía, en combinación con un consumo reducido de calorías, puede conducir a una pérdida de peso significativa”, dice Samantha Clayton, AFAA, vicepresidente de Worldwide Sports Performance and Fitness.