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Indignación por la destrucción de histórico mural en el Parque Omar

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Entre hechos y contradicciones los representantes de la Asociación Panameña de Artistas Plásticos manifiestan su indignación por lo ocurrido esta semana en las instalaciones del Parque Recreativo Omar.

El punto es que mientras el mundo muestra sus angustias ante las imágenes nefastas de un incendio consumiendo unos de los templos más antiguos de la historia y con él el riesgo de perder todo un patrimonio artístico preservado por siglos en la famosa Catedral de Notre Dame, en París; mientras que en el mundo celebra el Día Mundial del Arte, representantes de la Secretaría de Metas de la Presidencia de la República da el visto bueno para echar al suelo los muros sobre los cuales hace 26 años se creó el famoso mural del maestro Palomino en el conocido parque ubicado en San Francisco.

Según Ricaurte Martínez, fundador de la APAP, se trata de un “crimen cultural” que no posee justificación alguna. “Estos murales fueron creados por 38 artistas de todo el continente en el marco del Congreso América Unida, realizado en 1993, como una manera de dejar un legado al país”. Agrega Martínez que los muros fueron construidos con estructura reforzada para que permanecieran en el tiempo, y la obra artística fue restaurada en el año 2012.

Luego de derribado el mural, se procede a hacer las refacciones en el lugar.

Según fuentes del organismo presidencial, esta estructura presentaba fracturas que ya habían sido evaluadas por Sinaproc y se decidió reemplazarlas como parte de las adecuaciones que desde hace más de un año se realizan en el Parque Omar para ubicar allí nuevas fuentes de agua, baños y lockers, entre otros trabajos relacionados con paisajismo. “Se están sustituyendo, muros, monumentos y todo aquello que represente un peligro para los visitantes”, dijeron.

Los artistas insisten en que se ha destruido un legado, un patrimonio de todos los panameños para sustituirlo por fuentes de agua y baños, lo cual demuestra una gran falta de criterio, sensibilidad ante el hecho cultural y nulo compromiso con la herencia histórica.

Nuevas caminerías se construyen, así como otras obras, sin mucha información a la comunidad.