Inmensos rascacielos, una amplia oferta comercial y gastronómica, escuelas, excelente convivencia interreligiosa y próximamente un hospital, convierten a Costa del Este en un lugar privilegiado para vivir.
Nuestra comunidad yace sobre 310 hectáreas cuyo desarrollo, y pese al acelerado crecimiento que muchos catalogan como exagerado, sigue siendo modelo de urbanismo para toda la ciudad.
Desde su creación, los promotores de Costa del Este se comprometieron a que ésta, fuera una mini ciudad modelo. Asumieron en su totalidad el mantenimiento de las áreas comunes. Hoy, este modelo de gestión ha variado y se hizo necesario sumar también a los residentes al pago de un pequeño aporte para que el proyecto sea sostenible en el tiempo y según el concepto con el cual fue creado, sin depender de ningún gobierno, alcaldía u organismo del Estado.
Esta comunidad, inmersa entre los corregimientos de Juan Díaz y Parque Lefevre, fue planificada para combinar amplios desarrollos residenciales de alta y baja densidad, con enormes proyectos comerciales y corporativos. Se diferencia por mucho de otras zonas de la ciudad: cableado soterrado, acceso restringido a las barriadas, planta de tratamiento de aguas, mantenimiento de sus calles y áreas verdes, y una sub estación propia de distribución eléctrica.
Como todo el país, Costa del Este también ha crecido de forma acelerada, modificando el concepto que hace varios años atrajo a muchas familias y compradores a invertir aquí. Decenas de nuevas construcciones de edificios, oficinas y grandes compañías se han multiplicado agravando el caos vehicular, característico de las urbes en crecimiento, y que hasta ahora es considerado como el mayor problema de la zona; sin embargo, todos los vecinos coincidimos en que es “un privilegio vivir aquí”.