Redacción Alpha GE
El país fue otro desde aquel 7 de octubre de 1935, fecha en que el Presidente Harmodio Arias Madrid (1932-1936) inauguró formalmente la Universidad de Panamá, creada por decreto unos meses antes.
Las oportunidades de forjarse una carrera universitaria estaban fuera del país y quienes optaban por ellas eran los hijos de familias adineradas y uno que otro aventajado que lo lograba a costa de grandes esfuerzos y sacrificios. La creación de una casa de estudios superiores panameña abrió el camino a muchos jóvenes con deseos de superación y capacidades para reinvertir su aprendizaje y carrera en el desarrollo del país.
Nuestra Alma Mater nació en las instalaciones del Instituto Nacional con una matrícula de 175 estudiantes repartidos en las carreras de Educación, Comercio, Ciencias Naturales, Farmacia, Pre-ingeniería y Derecho. Así se inició un largo camino que a la larga haría realidad, no solo el anhelo de una sede propia construida en El Cangrejo, sino un progresivo crecimiento que sembraría sub-sedes, edificios académicos, administrativos, talleres, teatros, y todo tipo de espacios diseminados por todo el territorio.
Esa útil franja de profesionales y técnicos que requiere el país se ha ido fortaleciendo gracias a esta institución conocida también como Universidad Nacional.
Hoy, la Universidad de Panamá alcanza 83 años en una situación un tanto distanciada de lo que ella como casa de estudios le ha brindado a la nación, con una infraestructura decadente en la mayor parte de sus edificaciones y problemas de recursos para sostener como merece su perfil programático y proyectos de investigación; con una sobrepoblación en la mayor parte de sus carreras y claros desequilibrios que afectan al personal docente, empleados, obreros y estudiantes.
Hoy son más de 280 mil profesionales graduados en sus 19 facultades y un potencial enorme para incrementar esa estadística. Las actuales autoridades están enfocadas en los ejes que dicta la nación de cara al futuro.