Su sonrisa monumental que asoma una blancura y simetría inusual y un saludo que devela seguridad, sellan el primer encuentro con esta mujer, oriunda de Santiago de Veraguas, que desde pequeña tenía claro su más grande deseo y vocación: ser médico.
Su determinación e ímpetu fueron sus aliados y logró ese anhelo y ya tiene su propia clínica pero, para Glynnies Reyes Valdes conformarse no está en su ADN, así que “no me alcanza la vida para todo lo que quiero hacer”, dice con el ímpetu que la caracteriza.
Cuenta que cuando cumplió 18 años encontró y aprovechó la oportunidad de estudiar medicina en Cuba, gracias a unos contactos de su madrina, iniciando así en la Escuela Latinoamericana de Medicina y luego pasó a ser parte del Instituto Superior de Ciencias Médicas de la Habana, ya practicando en el área hospitalaria. “Mi experiencia de seis años en Cuba fue maravillosa, estuve en los mejores hospitales y aprendí muchísimo. Allá le dan valor a todo, a lo más mínimo, a lo más simple; eso me quedó como enseñanza de vida”.
A su retorno a Panamá tuvo que hacer dos años de servicio social y ejerció como médico general un año más. “Quería ser gastroenterólogo, pero eran muchos más años y más difícil el concurso, entonces también me gustaba dermatología y concursé para hacer la especialidad, así que apliqué, hice mi especialidad y hace un año me gradué y estoy fascinada, es mi pasión, mi vida”. Hoy expresa a la vida y a Dios su gratitud por lo que ha alcanzado con todos estos años de sacrificio porque definitivamente han valido la pena. Una muestra fehaciente de esta verdad es su Centro de Dermatología Integral, que tiene sede en Royal Center de Marbella y que a pesar del corto tiempo, le mantiene una agenda muy abultada de pacientes que han confiado en su capacidad y preparación, rápidamente. “Es una bendición”, enmarca, mientras sonríe y mira hacia arriba entrelazando sus manos, en señal de júbilo.
¿Qué es lo que más interesante de la dermatología?
No hay nada que nos pase internamente que no se refleje en la piel; hay más de tres mil 500 enfermedades relacionadas a la dermis; la piel es el espejo de todo lo que nos pasa.
¿Qué tratamientos o casos atiendes en tu clínica?
En el Centro de Dermatología Integral, vemos la piel como un todo: lo cosmético, patológico, alguna condición clínica como lo es el cáncer de piel, y también atendemos la parte psíquica con una siquiatra aliada porque muchas de las condiciones que se presentan, tienen que ver con una situación de ansias o estrés. Ofrecemos dermatología clínica en niños y adultos, cirugía cutánea, laser, rellenos, hilos, botox. Contamos con el equipo Pelleve, que es radiofrecuencia monopolar profunda, aprobada por la Federación Americana de Drogas (FDA) que da resultados muy bonitos porque estimula el colágeno, las células, genera tersidad y luminosidad en cara y cuello, sin inyecciones, ni cirugías, es decir, no es invasivo. En Panamá solo lo tenemos 2 médicos, es muy reconocido mundialmente. Yo siempre le digo a mis pacientes que en lo sutil está la belleza, los cambios no deben ser drásticos, sino naturales.
¿Cuál es el caso de mayor reto que te ha tocado?
Cuando apenas tenía un mes, me llegó un paciente muy joven con melanoma, que es cáncer de piel; hubo que operarlo. El paciente ahora está bien, en control.
¿Hay mucha incidencia de cáncer de piel en Panamá?
Está entre los principales casos de cáncer debido a nuestro clima. Si hacemos educación, hacemos prevención; tenemos que hacer más campañas de prevención. Yo las hago todos los martes en el Hospital Oncológico, así como en mis redes sociales. La parte oncológica es lo que más me apasiona.
¿Hacia dónde va Glynnies ahora?
Quiero abrir una nueva sucursal para expandirme, continuar haciendo congresos para mantenerme actualizada, ya que soy perfeccionista. No me alcanza la vida para todo lo que quiero hacer. Deseo tener niños también, es parte de mi anhelo pero mi esposo, quien me apoya en todo y yo, debemos esperar un poco más.
Finaliza este encuentro agradeciendo una vez más a Dios, a su madre quien la levantó como mujer y también a su padre biológico, a quien conoció siendo adolescente pero está convencida que le formó el carácter para ser más segura y fortalecida para hoy ser médico y empresaria. “Siento que él me ayudó a forjar mi carácter, a ser impetuosa, segura y emprendedora; siempre me decía: ´Puedes perder todo menos la voluntad´”.
Y por lo visto, ella no perderá nunca voluntad hacia nada ya que la energía le desborda, la porta como su cédula de identidad.