A pesar de la evolución que en relativo poco tiempo ha tenido Panamá en materia de proyectos de vialidad urbana y sistemas de transporte, el problema del congestionamiento vehicular sigue estando presente en las principales vías de la ciudad.
Gremios empresariales como la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura han alertado sobre el impacto que los tranques tienen sobre la economía del país, desde el punto de vista de la productividad. También han hablado sobre el efecto de esta situación en la salud mental de los ciudadanos y en su interacción familiar, aspectos muy importantes para la población.
Qué se ha hecho
Durante el gobierno de Ricardo Martinelli se ejecutó el denominado Plan Maestro de Reordenamiento Vial del área metropolitana, inversión que estuvo por el orden de los 1,500 millones de dólares, para construir unas 10 obras de envergadura que incluyeron desde viaductos, interconexiones viales y ensanches de vías, hasta modernos distribuidores.
Es evidente que muchas de estas obras generaron un impacto positivo inmediato, ayudando a descongestionar importantes vías de la ciudad y abriendo nuevas rutas que interconectan áreas claves de la urbe panameña, lo que ayudó a mejorar el flujo vehicular.
Sin embargo, muchas de estas obras no tuvieron continuidad, lo que trasladó el problema unos kilómetros más delante de la aparente solución.
Los casos más críticos de congestionamiento vehicular los vemos en la vía España, Transístmica, Tumbamuerto, vía Brasil, vía Porras, vía Cincuentenario, avenida Balboa, vía Israel y el Corredor Sur; la avenida 12 de Octubre, La Pulida, la avenida Centenario y la Calle 50 también entran en esa lista.
Se requieren especialistas
Expertos en educación vial han comentado en medios locales que existe una gran incoherencia en la manera como se busca solventar el problema del tranque en la ciudad, esta reside en la delegación del control y la circulación vehicular a agentes de la Policía Nacional, entendiendo que estos funcionarios se forman para temas de seguridad, control del delito y en orden público, y no en materia de circulación vial. Aquí debemos destacar la excepción de la Dirección de Operaciones de Tránsito, que es una dependencia de la Policía Nacional.
El punto abordado por estas organizaciones es que se debe buscar especialistas que garanticen el control, diseño, planificación y eficiencia en la circulación de los vehículos en la ciudad, una labor que debe estar en manos de ingenieros especializados en el tráfico o el tránsito, expertos en la ingeniería de transporte.
Parque automotor sigue en alza
Una variable determinante en el análisis de la movilidad es el parque automotor. Los datos más recientes de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre sobre el parque vehicular muestran que para noviembre de 2022 había 1,580,457 unidades circulando en las calles de Panamá. Obviamente ese número debe ser muy superior a la fecha.
En enero y febrero de este año, fueron inscritos en Panamá 7,980 autos nuevos, un incremento del 8,3 % con respecto al mismo período del año anterior, según estadística de la Contraloría General de la República.
La inscripción de autos dentro del Registro Único de Propiedad Vehicular muestra cifras récord desde agosto de 2023, cuando se reportaron 32.132 autos nuevos inscritos, lo que superó el récord de 2019, que fue de 31.498.
A medida que este factor sigua escalando, el sistema vial debería irse adaptando, lo que no ocurre desde hace varios años, en consecuencia, el problema se ha agudizado.
Costa del Este
Una mención especial merece el caso de Costa del Este, urbanización con unas características muy particulares que combinan lo residencial, lo comercial y empresarial, donde sus residentes, en su mayoría, viven y trabajan en esa misma zona. Pese a ello, sus calles se han convertido en ruta para las personas que se dirigen del centro hacia el Este de la ciudad, generando terribles congestionamientos que trancan los accesos y salidas, principalmente en las horas pico.
Pese a que ya están en marcha posibles soluciones que incluyen nuevos entronques para conectar desde y hacia el Corredor Sur, las expectativas de cambio no parecen ser tan altas.