Ya Balboa había oído de labios de un cacique llamado Comagre que, en efecto, salvando las selvas del istmo panameño se abría más allá una masa de agua, y resolvió aventurarse en su búsqueda. Así fue como se lanzó a una expedición desconocida, atravesando selvas y cenagales inextricables, una hazaña inaudita que tardaría siglos en poder repetirse.
A medida que avanzaba, los comentarios de los nativos acerca de la masa de agua se iban confirmando, hasta que en una tribu le aseguraron que remontando un cerro podría divisarla desde la cumbre. Sin más dilación ascendió con los suyos hasta cerca de la cima, donde se adelantó para contemplar, por primera vez para unos ojos europeos, un inmenso cuerpo de agua que se perdía de vista en el horizonte.
Fue un 25 de septiembre de 1523 cuando el valeroso capitán español, Vasco Núñez de Balboa, oriundo de Jerez de los Caballeros, Extremadura, descubrió el que en un futuro se llamaría océano Pacífico. Una hazaña sin precedente en las incursiones españolas en América.
Cuatro días después de aquel acontecimiento, el grupo expedicionario descendió del cerro y arribó a una playa, donde Núñez de Balboa, espada en mano se adentró teatralmente en el agua hasta las rodillas, y el 29 de septiembre de 1513, en nombre de los Reyes de Castilla y León y de Aragón, tomó posesión del océano recién descubierto al que llamó Mar del Sur.
Para el comunicador panameño, Modesto Rangel Miranda, con el descubrimiento del Mar del Sur se afianzaba el estudio geográfico expuesto por el Rey Carlos V de España, quien realzó dicho acontecimiento dando a conocer la nueva posición del planeta Tierra y el nacimiento de un nuevo continente, América.
Por su parte, el Istmo de Panamá elevó su categoría como territorio entre los otros explorados debido a las futuras rutas que se desarrollaron para el tránsito de mercancías y el movimiento de los ejércitos de la época.
Ref: ABC Cultura.