Ciudad

«Limpiavidrios»: un oficio informal de múltiples irregularidades

538
0

Distinto a otros países de la región, Panamá sigue mirando hacia otro lado cuando se menciona el problema de los «limpiavidrios» en los semáforos de las calles y avenidas más concurridas de la ciudad.

Además de representar un problema índole social importante, pues a través de este oficio se refleja una realidad de exclusión, desigualdad, desequilibrio económico y desempleo, es también una situación de inseguridad debido a los matices que esconde este aparentemente simple servicio callejero.

Conductores denuncian que la mayoría de los «limpiavidrios» en Panamá mantienen una actitud hostil y amenazante, y en muchos casos agresiva contra quienes se oponen a recibir el servicio. «Es cierto que algunas personas reaccionan de una manera indebida, pero eso se debe a la forma como son abordados por estos jóvenes que rocían el vidrio con agua y jabón sin la previa autorización del conductor», comenta Katy Ospino, víctima de maltrato por «limpiavidrios» de la avenida 12 de octubre.

Las denuncias van desde abuso, coerción, hasta chantaje y agresión. Conductores aseguran que en semáforos de avenidas como La Paz, 12 de Octubre, Vía Israel, Vía Brasil, entre otras, los «limpiavidrios» ofrecen su servicio y si el conductor se niega ellos piden insistentemente una «colaboración», «si esto no les funciona entonces pasan a las amenazas e improperios y hasta al chantaje, haciendo señales con sus dedos en los ojos como diciendo <te tengo vigilado>.

Las autoridades han reportado incidentes importante que involucran a estos trabajadores informales, algunos con desenlaces fatales donde los conductores al verse provocados han sacado un arma de fuego y disparado contra estas personas. En otros casos los «limpiavidrios» han golpeado los vehículos y hasta han abierto la puerta del conductor para agredirlo.

La ciudadanía define esta situación como un problema que puede ir a más y se requiere; por lo tanto, que el Estado aplique controles y regulaciones para que este oficio informal se preste bajo un esquema de seguridad tanto para el trabajador como para el conductor.

El Gobierno debe buscar otras alternativas de sustento para estas personas pues es evidente que ahí predomina un tema de necesidad, pobreza y hasta indigencia, que se cruza con vandalismo y explotación infantil.