Ciudades en continuo crecimiento generan situaciones que ameritan respuestas oportunas. Una de las más comunes y debatidas es la proliferación de cableados asociados al servicio eléctrico y a redes de internet, televisión por cable, entre otros servicios que se adhieren a los postes de las distribuidoras de energía hasta crear una especie de “telas de araña” que afean la ciudad y causan preocupación en las personas.
Esto ocurre en la ciudad de Panamá. En muchos sectores es tal la cantidad de cables en los postes, que se hace inmanejable para los técnicos de las operadoras realizar mantenimientos, y representa una condición de alto riesgo pues es evidente que esa maraña de cables supera el peso máximo estimado para la infraestructura de pilotes.
La solución fue planteada hace unos años atrás cuando el entonces alcalde de Panamá, José Blandón, propuso un proyecto de soterramiento del cableado, obra que se desarrollaría progresivamente y por sectores, aprovechando otras obras de intervención de los espacios púbicos, entre ellas, la reconstrucción de las aceras. Así se aprobó y así comenzó el cambio del cableado aéreo a subterráneo en la ciudad.
Experiencias foráneas hablan muy bien de esta solución. La revista enconcreto.com hace un análisis de esta opción para las ciudades modernas, y expertos en la materia señalan que el soterramiento, por un lado, brinda el beneficio de hacer las redes muchos más seguras y alejadas de las variables atmosféricas que suelen afectar el servicio de electricidad, internet o televisión prestados mediante redes aéreas.
Otro beneficio muy apreciado es la eliminación del impacto visual que causa el cableado aéreo en la ciudad, ya que éste debe extenderse a lo largo de calles y avenidas en postes de diferentes diámetros y altura, sosteniendo además sus respectivos transformadores, cajetillas y muchos otros componentes.
En conclusión, y así lo refiere Blandón en sus redes sociales cuando recomienda la lectura de este análisis de la revista enconcreto.com, el soterramiento es una solución afectiva, muy beneficiosa para todos.
La gran desventaja de esta maravillosa solución es que amerita costos considerables que seguramente las prestadoras de los servicios asociados indexarán a las tarifas que pagan los usuarios, lo cual no siempre es bien recibido. El análisis hace referencia a que las empresas de electricidad calculan que los costos de las redes subterráneas son de 7 a 10 veces más altos que las redes aéreas.
Algo de eso ha ocurrido en nuestra ciudad y se ha convertido en un factor en contra que ha demorado el cronograma de ejecución. Las áreas donde podemos ver la ciudad completamente despejada son aquellas donde se hizo la revitalización de las aceras, especialmente en la vía España, desde la vía Porras hasta el lindero del corregimiento de Bella Vista con Calidonia, aproximadamente. También algunas calles transversales lucen despejadas una o dos cuadras en su salida o acceso a la vía España.
Contrario a este avance urbano, vemos como en la Calle 50, por mencionar una vía principal de alta afluencia, los postes soportan kilos de cables que se cruzan de un lado a otro, que bajan y suben, exhibiendo y feo espectáculo que desluce la belleza que muestran las modernas edificaciones, tiendas y plazas comerciales.
La gran pregusta es: ¿tienen los ciudadanos que pagar los costos de este cambio que brinda beneficios a todos los involucrados?
En otros países la experiencia muestra una alternativa aplicable en Panamá. Se trata de que esta trasformación se haga mediante medidas de financiamiento público soportadas en la necesidad de mejorar la apariencia urbana y reducir los riesgos implícitos en el sistema aéreo para los ciudadanos.
También existe la opción de hilvanar este proyecto con otras intervenciones urbanas planeadas en la ciudad, de manera de unificar costos de construcción y por ende optimizarlos.
La realidad de Panamá muestra que hay mucho por hacer en materia de vialidad y peatonabilidad, por lo cual debería crearse un gran proyecto urbanístico que incluya a la par el soterramiento del cableado, con lo cual se podrá ir mejorando esta situación de manera coordinada y efectiva.
Todo queda en manos de la voluntad política, la normativa necesaria para ello y la adecuación de los proyectos urbanos ya existentes para incluir las obras de cableado subterráneo.