Autoridades del Estado parecieran estar sentados sobre un polvorín en medio de la situación generada desde principios de este año, producto del acelerado crecimiento que experimentaron los indicadores de contagio del Covid-19 y los pacientes fallecidos por esta causa.
Este hecho obligó al Gobierno a tomar de nuevo medidas de confinamiento, las cuales no han sido asumidas, ni por la población, ni por los empresarios, con la misma consideración de la vez anterior.
A 23 días del año 2021, Panamá navega sobre un cronograma incierto de reapertura progresiva que contempla restricciones de compra por género, una regia cuarentena los fines de semana y el cierre de actividades económicas que fueron los últimos en abrir el año pasado luego de 10 meses de inactividad total o parcial, y que apenas comenzaban a recuperar su ritmo.
El sector turismo, importante fuente de ingresos para la economía panameña, alzó su voz de protesta ante la decisión del cierre de playas y las fechas establecidas en el nuevo cronograma para su reactivación. Los restaurantes, bares, gimnasios, empresas de espectáculos, cines y casinos, entre otros, han exigido que se les autorice ya el inicio de actividades, dada la precaria condición económica de estos negocios.
La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá; la Cámara Panameña de la Construcción, el Consejo Nacional de la Empresa Privada, el Sindicato de Industriales de Panamá y la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas, ya habían alertado al Gobierno sobre el impacto negativo que tendría para el país un nuevo cierre. “Queremos resaltar que el sector privado unido y los colaboradores de las empresas, se oponen rotundamente a estas acciones. Volver al cierre de las actividades productivas del país, no es una opción”, decía una carta enviada por los empresarios en el mes de diciembre al Ministro de Industria y Comercio.
Los representantes de corregimiento han fijado posición sobre este tema, en su condición los receptores directos de las angustias de los empresarios del ramo del hostelería, servicios de entretenimiento y fitness. «Los restaurantes y mucho comercios de la zona que permanecen restringidos necesitan abrir, ellos han conversado con el Gobierno y no han recibido una respuesta y tampoco les han cumplido con el ofrecimiento de un subsidio», denunció en sus cuentas de redes el representante de Bella Vista, Ricardo Domínguez.
Se trata de una bomba de tiempo que el desespero y las pérdidas económicas pueden hacer estallar en cualquier momento, más ahora que la llegada de las vacunas ha sufrido una alteración importante, pues de 40 mil dosis anunciadas pasamos a 12 mil, lo cual genera más incertidumbre.
La población y los empresarios esperan anuncios importantes la semana próxima que flexibilicen las restricciones y aceleren la reapertura de todos los sectores.