Cliu, es el nombre de la novedosa mascarilla cuyas características se basan en tres pilares: inclusividad, sostenibilidad y tecnología. El accesorio capaz de salvar vidas, fue diseñado por una pareja europea: Álvaro González Romero-Domínguez y Simona Lacagnina, quienes aseguran que ésta es capaz de autodesinfectarse, medir la calidad del aire y alertar de focos cercanos de coronavirus.
La mascarilla consta de una pantalla transparente que permite mostrar sonrisas que normalmente quedan escondidas. También utiliza filtros antimicrobianos y bioactivos, que no son dañinos para el medio ambiente una vez que termine su ciclo de vida; según indican sus creadores, quienes agregan que los materiales son biomédicos, antialérgicos y certificados.
Otro elemento, y quizás el más llamativo de Cliu, consiste en la capacidad de la mascarilla de medir la calidad del aire, la contaminación y los focos de coronavirus activos a su alrededor; e incluso, hay una versión premium que incluye micrófonos y una serie de algoritmos para medir la calidad de la respiración y la frecuencia cardíaca. "Esto ayudaría a la hora de prevenir enfermedades respiratorias y es especialmente bueno para personas con alergia, por ejemplo, o inmunodeficiencia", apuntan sus creadores.
La versión estándar de la mascarilla puede desmontarse y, como soporta temperaturas de hasta 200 grados, meterse en el lavavajillas, la lavadora o incluso el microondas. "Tiene una base de carga con luz ultravioleta que hace que en cuestión de minutos se pueda desinfectar".
El proyecto podría estar disponible en más de 60 países a finales de año y su precio rondará los 90 euros, mientras que el modelo más sofisticado, ascendería a 250 euros.