El pionero de la transmisión de los Mundiales de Fútbol en Panamá habla de sus expectativas en este momento histórico para el país. Cuenta espacios de su vida que lo llevaron a construir un legado que el país entero le agradece.
Texto: Carlos Canelones P. /Fotos: Rolando Paz
El preámbulo: cordial bienvenida
Las puertas del elevador se abrieron en el piso 1 y allí estaba él, sonriente y atento. Del saludo y las presentaciones pasamos a la espaciosa sala de su apartamento. Mientras caminamos nos confiesa que había olvidado la entrevista.
A sus 82 años, la leyenda viviente y pionero de la narración futbolística panameña, muestra vigor y energía, disfruta conversar y contar anécdotas.
El ventanal daba paso a una brisa vespertina nada usual en esta época. Así se desarrolló la entrevista con Edmundo Vargas, en medio del olor exquisito de un arroz con leche que Norma, su esposa, preparaba para la familia.
El ahora: orgullo y fe en La Sele
“La realidad es que no debemos sobrepasarnos en entusiasmo, vamos al Mundial pero no podemos olvidar que muchos equipos han debutado en mundiales de fútbol recibiendo goleadas; entonces, lo más importante es que el equipo juegue con dignidad, teniendo siempre presente que están representando a Panamá y procurando dar lo mejor para hacer un buen papel”, así se expresa Edmundo Vargas al ser consultados sobre su expectativa en el estreno de Panamá en un Mundial de Fútbol.
Destaca que nos han tocado equipos muy difíciles, por su calidad y su experiencia. Todos son equipos fuertes. “Por eso digo que debemos concentrarnos en lograr una participación honrosa”.
Se confiesa fanático del Árabe Unido y se compromete consigo mismo a asistir al próximo encuentro de su divisa contra el Tauro en Colón.
De nuevo aterriza en el tema de nuestra selección mundialista y destaca su admiración por quién dice es el capitán absoluto del equipo panameño: Felipe Baloy. “Baloy ha jugado 113 partidos internacionales, tiene mucha experiencia y es el único que ha demostrado constancia”, dice.
Allí, sentado incólume en su sofá, como si se tratara de un estudio de televisión, hace sus evocaciones; cuenta historias de sus inicios en el deporte y comenta cómo ha cambiado el fútbol con el tiempo.
El designio: Tango, beisbol y fútbol
Su madre era chiricana y su papá de Boyacá, Colombia. Por ello su destino trazó una breve pero muy activa estadía en ese país.
Junto a su hermano Víctor y su padre, Edmundo llega a Bogotá en 1948, cuando apenas tenía 12 años. La ciudad lo recibe en medio de turbulencias que cambiaron la historia de Colombia para siempre. El asesinato del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán encendió las calles durante varios días, y ellos, refugiados en casa de sus familiares miraban sin entender lo que en su momento se conoció como “El Bogotazo”.
“Nosotros nos llevamos los guantes, bates y pelotas de beisbol pensando que íbamos a sembrar este deporte allá, y resulta que nos impregnamos del fútbol y nos hicimos futbolistas”.
Lo irónico de esta historia que narra Edmundo Vargas es que ellos no fueron ni a jugar beisbol y mucho menos fútbol, fueron a cantar tangos: “mi hermano y yo hicimos y mi padre, que era nuestro representante, consiguió presentaciones en Colombia y así fue como viajamos y actuamos en varios auditorios de la capital”.
El ingreso de los hermanos Vargas al club de fútbol Santa Fe acabó con su carrera artística y encendió esa pasión indescriptible que aún brilla en sus ojos y en su voz como si fuera el primer día.
El regreso: preparando el terreno
Un año vivió Edmundo en Colombia y de allí retornó a Panamá para hacer de nuevo maletas y tomar un vuelo que lo llevaría a Estados Unidos. Se fue becado a estudiar inglés y Administración de Negocios y, una vez allá, optó por asistir también a clases nocturnas de periodismo.
El fútbol no feneció como el tango. Con marcada emoción Edmundo recuerda que fue él quien introdujo esta disciplina en su escuela a raíz de una demostración que hicieran estudiantes latinos de otro centro y que él aprovechó para mostrar sus habilidades. “Allí mismo me encomendaron la tarea de crear el equipo de fútbol y entrenar a todo el que quisiera participar”.
Culminados sus estudios Edmundo Vargas inicia un periplo muy exitoso representando a Panamá en diferentes competencias en Centroamérica y El Caribe; se convierte en promotor deportivo y luego incursiona como promotor de espectáculos artísticos, también con sobrado acierto. Todo eso hizo el peso necesario para que, en 1970, los directivos del Canal 4 dijeran: “tu eres el hombre”.
La consagración: el primer Mundial
Nunca en Panamá se había transmitido un Mundial de Fútbol. Ciertamente este deporte se había expandido lentamente y ya para el inicio de la década de los 70 había jugadores que tenían alguna relevancia y participaban en equipos de Colombia y otros países del área.
Cuando el estadio Rommel Fernández -en aquel momento Estadio Revolución- era inaugurado con motivo de la realización de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, Vargas se preparaba para hacer historia.
En medio del escepticismo de muchos entendidos y la ausencia absoluta de patrocinadores, este visionario asumió el reto que le propuso RPC Canal 4 y se preparaba para transmitir por primera vez los partidos del Mundial de Fútbol México 1970.
Cuenta que salió a vender él mismo las transmisiones. Fue una labor ardua comercializar algo sobre lo cual no había ninguna experiencia. “Teníamos miedo, pero seguimos adelante”, dice.
Algo se logró y Panamá disfrutó de 7 partidos de un total de 34 de la copa del mundo y de aquel Brasil de Carlos Alberto, Rivelino, Jairzinho, Tostao, Gerson, Clodoaldo y el Rey Pelé, que logró la hazaña de titularse campeón por tercera vez en su historia.
Fue el primero también en narrar un juego de fútbol en directo y transmitió los Mundiales de Alemania 74, Argentina 78, España 82, México 86, Italia 90 y USA 94. “Fueron en total 7 Mundiales, porque el de Francia 98 ya no lo pude transmitir, pero si viajé a ver los juegos”, recuenta complacido.
El desenlace: familia, amigos y un legado
Nos dio tiempo de probar el delicioso arroz con leche de Norma; mientras lo hacíamos veíamos fotos de la familia, de sus hijas: Vanesa, Karen y Mónica, y de sus seis nietos.
Edmundo muestra con orgullo las fotos con destacadas figuras del fútbol mundial, entre ellas Pelé, César Luis Menotti, Johan Cruyff y Eusebio. “Pelé es mi amigo. Él me dice Edomundo”, cuenta entre risas.
Sin duda ha sido una vida prolífica y polifacética en la que, por complemento, se dedicó a producir espectáculos con los que brindó a Panamá la oportunidad de ver y disfrutar de artistas como José Luis Rodríguez, Julio Iglesias y Menudo.