Texto: Nervis Araujo/ARG-Fotos: Andreína Rodríguez González
El desafío de tener una mejor vida en comunidad, un entorno más afable y armónico, definitivamente no es un camino fácil, pero si una llegada gratificante que involucra a muchos. Integrarse entre vecinos para no seguir esperando por una solución mágica o proveniente de los gobiernos locales, es una de las mejores decisiones que una barriada o un sector puede asumir.
Armando Aguilar, residente de la avenida 5 B Sur en San Francisco centro, decidió apostar por el rescate de las servidumbres frente a su edificio. Unos 100 metros de aceras rotas, que permanecían ocupadas por vehículos y escombros y no por la gente, como debe ser. La basura perenne y un notorio caos, colmaron sus ojos de desagradables imágenes y agotaron su paciencia. Sabía que tenía que hacer algo.
Su determinación arrancó con un pico y una pala que atrajo tanto la atención de sus moradores, aparentemente apáticos, de la Junta Comunal y del aseo urbano. Entonces, en menos de un mes ya contaba con fondos y mano de obra. Ahora las aceras, calle y jardines fueron totalmente recuperados y mejor aún, fue un logro comunitario que todos van a valorar y a proteger.
“Este proyecto es una de las maneras de hacer palpable ese empoderamiento ciudadano. Se trata de levantar las barreras de la apatía, de la espera, de creer que somos merecedores y estamos para recibir y no que nos debemos a nuestra comunidad y estamos para dar”, asegura Aguilar, a quien tomó por sorpresa la inmediata aprobación de recursos de la Junta Comunal de San Francisco.
“No esperábamos una respuesta tan rápida del representante Carlos Pérez. La mayoría de las impresiones que tengo es de gente que llega agotada de pedirles, a ellos yo les digo, primero den”.