Para cocinar solo se necesita una olla, fuego y algunos ingredientes. Pero para que la comida tenga “sabor y sazón” se requiere un par de componentes invaluables: amor y desprendimiento; y de eso le sobra a Israel Pérez, director del Comedor Infantil San Sebastián, quien mezcló su talento culinario con sus ganas de ayudar al prójimo y de allí, hoy en día se alimentan estómagos y corazones. Esta es su historia…
San Sebastián es una barriada ubicada en Paitilla. Muchos la consideran “zona roja”; sin embargo, quienes habitan en este sector del corregimiento San Francisco, son en su mayoría gente honesta y trabajadora. Desde hace varios años Israel Pérez tiene allí una fonda, y preocupado por la cantidad de niños que a diario pasaban frente a su local, con mirada triste traducida en hambre, decidió colocar una mesita en el patio de su casa para servirles un plato de comida. Luego fueron dos mesas, tres, cuatro y finalmente; gracias al apoyo de la parroquia San Lucas de Costa del Este (PSL), la solidaridad se convirtió en el “Comedor Infantil San Sebastián” que actualmente atiende a unos 70 niños, quienes gratuitamente almuerzan allí luego de salir de la escuela. El Banco de Alimentos Panamá provee los insumos.
“Todos los días me sobraba comida de mi fonda, y al ver la necesidad que hay en este sector decidí abrir un pequeño comedor en el patio de mi casa. Poco a poco fue creciendo y con el apoyo de la PSL lo acondicionamos para recibir a niños con edades que van de 3 a 17 años. Les brindamos almuerzo pues en su seno familiar no hay dinero para darle las tres comidas a 3 o 4 muchachos; eso implica un gasto de unos 40 dólares al día que es mucho más de lo que gana el sostén de la casa. Si un niño se alimenta correctamente, rendirá más en el colegio y será una persona de bien”, asegura Pérez quien tiene grandes esperanzas y fe en los vecinos de su comunidad.
Sabor y sazón para la prevención
Y precisamente hablando de fe; Israel Pérez quiso ir más allá de alimentar a quienes serán el futuro del país y decidió participar en otro ambicioso proyecto que resolviera problemas del presente. Su emprendimiento se denomina “Sabor y sazón para la prevención” y consiste en reclutar a jóvenes que pasan largas horas de ocio en San Sebastián y Boca La Caja, para entrenarlos en el arte de la gastronomía. “Esta idea nace de mi preocupación por los problemas sociales que vivimos, por la alta tasa de deserción escolar que hay en mi comunidad y por el temor a que todos estos muchachos que están desocupados caigan en las drogas y se conviertan en miembros de pandillas peligrosas. En San Sebastián y sus alrededores hay muchos negocios en los que se necesita personal pero no emplean a estos chicos por temor a que resulten ser un peligro para el propio local. Nosotros queremos demostrar que hay gente valiosa en nuestro barrio, que tiene potencial y solo pedimos que les den una oportunidad porque no todos tienen que ser maleantes por el hecho de vivir en una zona roja”, indica el líder de esta organización.
La ya famosa escuela de cocina está dirigida por los chefs Israel Pérez y Amín Quintero quienes dictan cursos de 4 meses y una vez graduados, ayudan a los nuevos profesionales en su ubicación laboral, bien sea en restaurantes o empresas de catering, lo cual les permitirá ocuparse y disponer de un salario.
Más allá de CDE
La parroquia San Lucas cuenta con muchos feligreses comprometidos con causas sociales que apadrinan diversos programas fuera de Costa del Este. Uno de éstos es el Comedor San Sebastián y el programa Sabor y sazón para la prevención. El único requisito para participar en el programa es tener el carnet de salud vigente, un cuchillo y un delantal. Los cursos que son gratuitos, ofrecen gastronomía internacional panadería y conocimientos para manejarse en una cocina.
Las catequistas de la parroquia San Lucas, que son vecinas de CDE, también ofrecen su tiempo y dedicación en preparar para la Primera Comunión a los niños de San Sebastián y Boca La Caja.