Hoy en la Ciudad de Panamá
Obarrio es imponente, elegante y alberga en su interior importantes comercios y cadenas hoteleras; sus calles están repletas de turistas, trabajadores y residentes. Sin embargo, sus acercas y calles no guardan relación con el dinamismo y el modernismo de sus edificios y plazas comerciales.
Varios inconvenientes enfrentan los peatones y conductores que transitan por la avenida Samuel Lewis y sus calles adyacentes, una mezcla entre el soterramiento de cables, que lleva más de dos años en ejecución, y los huecos mantienen con los ojos bien abiertos a los que andan por la zona, pendientes de no caer en estos hoyos, muchos llenos de agua y lodo.
El proyecto de soterramiento de cables inició en el año 2013 con la finalidad de organizar el cableado en Obarrio, colocándolo bajo tierra para disminuir la contaminación visual, no obstante, este objetivo está lejano a cumplirse, ya que las principales calles están repletas de huecos hondos y cercas que intentan proteger a los peatones y aumentan el tranque debido a la reducción del tamaño de las vías.
La comunidad comprende que estos cambios responden a una propuesta de organización del área pero notan con preocupación que se suman agravantes que entorpecen el tránsito como el desbordamiento de tanquillas de aguas negras y huecos en calles y aceras ajenos al soterramiento.
El señor Mario Galindo trabaja en el área, relata con jocosidad que ha agudizado sus sentidos para evitar ser tragado por un hueco o embestido por un auto. “Uno aquí tiene que andar con los ojos bien abiertos porque en la acera no faltan los hundimientos y si te lanzas a la calle te lleva un auto”.
