«Educación y bondad». Esas son las palabras que más se asocian al legado que dejó el Padre Benjamín Ayechu. Y es que esa fue siempre su bandera.
Estas son algunas de las frases que el sacerdote repetía con frecuencia: «Los malos ciudadanos no tienen su origen en malas leyes, sino en malas mañas y esas se quitan con una buena educación”. “La educación brinda herramientas para que los jóvenes puedan aprovechar las oportunidades”; “La educación aporta valores para que los jóvenes puedan entender por qué y para qué viven y los haga capaces de llevar una vida con alegría, generosidad y entusiasmo».
Prestado a Panamá
Elcóaz, un pequeño pueblo en Navarra, España, lo vio nacer en 1923. Veinte años más tarde fue ordenado sacerdote en el Palacio Episcopal de Bogotá, Colombia; país en el que inició su misión pastoral. Panamá se convirtió en su hogar en 1953, cuando le fue encomendado un nuevo trabajo y fundó así el Colegio San Agustín, ubicado en ese entonces en el Casco Antiguo.
Su trabajo fue muy destacado en el sector educativo del país. Fundó también la Escuela nocturna Fray Bernardino García de la Concepción (uno de los primeros centros para adultos en Panamá); y en 1961 inició el trabajo titánico de buscar el apoyo en todos los sectores para la creación de una universidad católica y privada que 4 años más tarde abriría sus puertas con el nombre de Universidad Santa María La Antigua (USMA), y de la cual fue el primer rector.