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Hablan los fundadores: “Poco queda del San Francisco de antes”

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Foto: Mariana Cordero Alcalá

En los inicios de la década de los años 30, la avenida Los Fundadores, era poblada por familias panameñas, muchas de ellas provenientes del interior o de las áreas canaleras, que veían a esta tierra como un lugar ideal para conformar familias.

Para la época prevalecían las casas de madera de uno o más niveles, construidas sobre lotes de mil metros cuadrados, con dos habitaciones o más, mientras que los alrededores eran copados por vecinos solidarios, agradables, con sentido de pertenencia sobre esta tierra y sobre todo mucho espíritu familiar.

De eso ya no queda nada, o por lo menos así lo considera la señora Judith Carrera de 88 años, quien llegó a la avenida en el año 1928, luego de que sus padres, provenientes de las áreas canaleras, fueran desplazados producto de las inundaciones.

Con cariño esboza “por aquí vivían los McPherson, los Amado, los Pérez; eran otras épocas, todos éramos como familia, en la esquina había una señora que vendía ceviche, también había una bodega, quisiera que San Francisco fuera de nuevo como antes”.

La avenida Los Fundadores abarca al menos 1 kilómetro, en su recorrido es difícil imaginarse un escenario donde no prevalezcan altos edificios, lujosos vehículos y pocos peatones.

A propósito de esto, el señor Aurelio Alonso recuerda “yo me podía sentar en la esquina de mi casa y mirar el mar, no habían tantos edificios, este San Francisco no me gusta, prevalece el cemento, ya no se ven los chalés de la época y pocos son los nacionales que viven aquí”.

La realidad del corregimiento ha ido evolucionando hasta convertirse en un espacio atractivo para los extranjeros por su ubicación, seguridad y renombre, muchos de ellos llegan en busca de adquirir propiedades que superan los 200 mil dólares lo que impulsa a las desarrolladoras a ofrecer sumas exorbitantes de dinero a los residentes primigenios.

En relación a esto, la señora Judith cuenta “¡qué no me han ofrecido a mí para que me vaya!, si me dan un millón de dólares les digo ‘ponga el cheque en la mesa’ y ahí mismo lo encuentran al día siguiente porque de aquí no me voy, yo me muero si vivo en un apartamento”.

Aunque el progreso siempre es bueno, residentes como la señora Judith desean que la memoria histórica del corregimiento se mantenga intacta, que las autoridades, como el representante y corregidor se conecten aún más con la comunidad y que velen por la tranquilidad de todos los que aquí viven. “aquí no se sabe quién es el corregidor, no lo vemos en las reuniones que han hecho los vecinos, creen que San Francisco es solamente Boca La Caja y Carrasquilla”, finalizó.