Este 22 de julio se celebra el Día Nacional de La Pollera; elemento que forma parte de la identidad y el orgullo patrio.
Sea la compleja y muy elaborada versión santeña a mano, o la blusa y el pollerón cocida en máquina, este traje femenino es referencia de Panamá en el mundo y un elemento más que nos distingue culturalmente.
La pollera panameña que se ha proyectado más internacionalmente es una especie de poesía hecha en telas, listones y muchos colores que saltan de sus tejidos. Es una gran obra de arte idílica, que requiere de muchos días, talento, amor y paciencia para ser creada. Para cada panameño significa parte de su orgullo nacional; es la mejor manera de hacerse presente en el mundo.
Diamantina Herrera es una de sus confeccionadoras más importantes y reconocida. Emprendedora, avocada a la costura y apasionada por la defensa de las tradiciones nacionales, Herrera asume su jubilación como una nueva oportunidad de hacer realidad su proyecto de vida.
Así nació “Manos panameñas para el Mundo”, el primer programa de capacitación para la confección de las labores de la pollera panameña hecha a mano.
Criada entre agujas, listones, carretes y un cálido seno familiar, Diamantina no había tenido la oportunidad de sacar provecho a sus finas habilidades, más allá de pequeñas piezas para sus hijos y algunos encargos para obtener dinero extra.
Luego de ejercer durante 35 años como secretaria ejecutiva del Ministerio de Educación, esta santeña llega a la ciudad dispuesta a seguir cultivando la esencia de su versión del traje típico panameño.