Texto: Smartcom
Basándose en los hallazgos de la primera edición para América Latina y el Caribe del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM), los formuladores de políticas y expertos reflexionaron sobre el desafío de la inclusión educativa en la región, cuando apenas faltan 10 años para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y mientras la gran mayoría de los países continúan sufriendo el impacto de la pandemia de COVID-19.
Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO, resumió así el problema, durante la ceremonia de apertura del foro: “La inclusión y la equidad siguen siendo una tarea pendiente en nuestra región, un tema que en este contexto se ha hecho más profundo y evidente, y cuya atención cobra una renovada urgencia”.
La educación como antídoto para la desigualdad
Según un reporte publicado en agosto de este año por la UNESCO, más de 160 millones de niños y niñas no han podido asistir a la escuela en América Latina y el Caribe a causa de la crisis sanitaria que provocó la pandemia. En otras palabras, la COVID-19 profundizó las brechas educativas en la región, que ya era la más desigual del mundo: en 21 países, el 20% de estudiantes de sectores socioeconómicos medios y altos de la población tiene en promedio cinco veces más posibilidades de terminar su formación secundaria que el 20% más pobre.
En particular, la pandemia puso en riesgo la infancia de 767 millones de niñas, quienes durante el confinamiento son más proclives a absorber el trabajo doméstico y a sufrir violencia intrafamiliar; 11 millones de ellas tal vez nunca regresen a la escuela. “La pandemia provocó una interrupción sin precedentes en la educación en nuestra región y nos ha dejado al borde de una catástrofe generacional”, afirmó Pablo Cevallos Estarellas, director de la Oficina para América Latina del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE UNESCO), entidad anfitriona del Foro.
“Al mismo tiempo, esta crisis ha estimulado la innovación en el sector educativo, con nuevas soluciones tecnológicas de educación a distancia. Sin embargo, la diferencia en acceso a las modalidades de enseñanza impartidas durante los cierres de las escuelas creará más desigualdades a largo plazo”, dijo Cevallos Estarellas. Según el experto, este efecto paradójico de las innovaciones tecnológicas debe servir de advertencia para no perder de vista que los escenarios educativos futuros deben ser indisociables del imperativo de no dejar atrás a nadie. “Por eso, necesitamos educar más y mejor en nuestra región, porque la educación es un excelente antídoto contra la desigualdad”, concluyó.
El Foro Regional de Políticas Educativas reunió en total a 162 referentes en educación de toda la región, que durante cuatro días de reflexión y debate elaboraron más de 40 recomendaciones fundamentales para la construcción de una educación verdaderamente inclusiva, entre las cuales se destacaron las siguientes:
Acortar la brecha digital es una necesidad urgente
Reducir la brecha digital es una prioridad para los expertos, “sobre todo pensando en que la reapertura de las escuelas probablemente se dará con restricciones y en formatos de educación presencial y a distancia”, como recordó Renato Opertti, de la Oficina Internacional de Educación (OIE-UNESCO). En este sentido, se defendió implementar esta modalidad híbrida de aprendizaje como una integración entre espacios virtuales y presenciales, para promover el desarrollo personal y las competencias digitales tanto en docentes como en estudiantes.
Una educación inclusiva es una educación intercultural
Otro punto destacado fue la necesidad de impulsar procesos etno-educativos que profundicen el reconocimiento de las particularidades culturales de los pueblos latinoamericanos y caribeños, como su descendencia afroamericana y amerindia. Se reconoció, por ejemplo, la importancia de establecer y generar políticas y estrategias de educación intercultural bilingüe, que den a todos los estudiantes la oportunidad de aprender en su lengua nativa.
Se debe fomentar el trabajo intersectorial y la participación de toda la ciudadanía
“Los ministros y los gobiernos son pasajeros, pero la ciudadanía en sus distintas capas es la que puede hacer exigible una política, que la va a sostener y reclamar”, afirmó la ex ministra de educación de Ecuador, Gloria Vidal durante el encuentro, agregando como recomendación la necesidad de un gran debate entre los varios actores de la comunidad educativa, “para la construcción de políticas de Estado, más que de políticas de gobierno”. Según esta experta, la construcción de políticas públicas que contrarresten formas de discriminación en los sistemas educativos debe tener como base además una mirada universal, intersectorial e integral.
Otro concepto que recorrió el foro fue el de trascender el paradigma de segregación de los sistemas educativos, incorporando la diversidad en todos sus aspectos. Este cambio de enfoque implica que la inclusión no es sólo incorporar a las diversidades sino celebrarlas como oportunidad de construir sociedades mejores. La incorporación de la educación no formal, la sociedad civil, las familias y la voz de los mismos estudiantes, el enfoque holístico de la educación vinculada a otros factores como la salud y el desarrollo social y el aprendizaje de experiencias acumuladas en la región fueron todas recomendaciones de los participantes que giraron en torno al pasaje hacia un paradigma transversal, multidimensional, horizontal y colaborativo.
Por último, se remarcó la idea de avanzar hacia sistemas educativos más resilientes, flexibles e inclusivos, que tengan la capacidad de responder a las diversas necesidades, habilidades y características de todo el estudiantado, particularmente durante las cada vez más frecuentes crisis de todo tipo que sufre la región. Como señaló Manos Antoninis, director del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO (GEM), “en un mundo que se enfrenta cada vez más a la incertidumbre y la precariedad, la inclusión debe ser un componente central del futuro de la educación”.