La llegada de las lluvias trae consigo también, el riesgo de que incrementen enfermedades asociadas con este período.
El dengue, es una de las principales afecciones que puede prevenirse, y es por eso que se recomienda intensificar las medidas en casa, a fin de evitar que el Aedes Aegypti, mosquito hembra responsable de transmitir la enfermedad, nos ponga en riesgo.
La fumigación es una de las recomendaciones para enfrentar al zancudo al matar al vector. Sin embargo, esto no elimina larvas ni huevos.
Se deben controlar los depósitos donde el agua queda estancada por períodos largos de tiempo, como por ejemplo, neumáticos viejos, tanques de reserva sin tapas, piscinas sin movimiento y floreros. El insecto puede depositar entre 140 y 280 huevos en aguas limpias, que luego se convierten en larvas y durante los diez días siguientes, en vectores.
Al picar, las hembras del mosquito Aedes absorben la sangre y se reproducen. El zancudo adquiere el virus del dengue al atacar a una persona infectada. Este virus queda en sus glándulas salivales y al picar a alguien sano, le regurgita saliva contagiada a su nueva víctima. Esta rutina la practica el insecto durante su promedio de vida de cinco semanas.
El afectado presenta un cuadro febril parecido a la gripe, si se trata de dengue clásico. El malestar dura entre 2 y 7 días:
- Dolor de cabeza o cefalea
- Dolor retro ocular
- Dolores musculares y articulares.
Aun siendo del tipo clásico, el paciente también puede presentar erupciones cutáneas, petequias y pequeñas hemorragias por la nariz y las encías. El tratamiento se indicará, según los síntomas.
Dengue hemorrágico, el más peligroso
Aunque es el menos frecuente, el dengue hemorrágico es el que mayores complicaciones presenta. Puede provocar la muerte si no se trata a tiempo y adecuadamente. Entre los síntomas se cuentan los mismos que en el dengue clásico, pero además, se le suman:
- Hemorragias
- Aumento de permeabilidad vascular
- Problemas de coagulación.
Hay quienes presentan pulso débil y acelerado, hipotensión y baja temperatura corporal. El diagnóstico se hace a través de exámenes de sangre.