Por Marsha Díaz
Cuando me invitaron para cerrar el Festival de sostenibilidad del grupo de jóvenes del AIESEC (organización global sin fines de lucro, formada por chicos de entre 18 y 29 años de todo el mundo) me inspiré en la nueva generación que hoy nos está dando una gran lección.
Hablo de jóvenes como Greta Thunberg, una activista sueca de 16 años, empeñada en crear conciencia sobre el tema del cambio climático. Con su llamado de “Fridays for Future”, exhorta a los estudiantes a cambiar las aulas un día a la semana por activismo pacífico, para exigir a las autoridades acciones más concretas frente a los temas ambientales.
Su mensaje es muy claro: “O elegimos continuar como civilización o no. Los adultos dicen ‘tenemos que dar esperanzas a la próxima generación’. Pero no quiero su esperanza, ni quiero que la tengan. Quiero que entren en pánico, que sientan el miedo que yo siento todos los días, y luego quiero que actúen. Quiero que actúen como si su casa estuviera en llamas, porque eso es lo que está pasando”.
Tenía tan solo ocho años cuando escuchó sobre el cambio climático. Se impresionó por la magnitud del peligro que esto podría representar para todos. A sus 11 años fue diagnosticada con Asperger, tras una fuerte depresión que la dejo sin habla y sin querer comer por casi 2 meses; y comenzó a estudiar sobre el tema, concluyendo que solo hace falta voluntad política.
Todos los viernes desde agosto de 2018, Greta se planta delante del Parlamento sueco con una pancarta que dice «huelga estudiantil por el clima». Ya se han sumado a su causa más de 1.600 ciudades alrededor del mundo. “¿De qué sirve aprender si no vamos a tener un futuro?”, explica.
«Cuando crezca, quiero poder mirar atrás y decir que hice todo lo que pude”, afirma la activista. No se ustedes amigos lectores, pero yo creo que más personas deberíamos poder sentirnos así, ¿qué opinan?