Hoy el tema de las vidas que quedan sobre el pavimento toma mayor fuerza con color a luto y dolor a raíz de la muerte de la joven estudiante de la UTP, Rosa Lorenzo, quien al intentar cruzar los seis paños de la vía Centenario, fue arrollada por otra joven, quien ni siquiera tenía licencia de conducir.
Sobre esta realidad, Alpha Editorial conversó con David Ramírez, quien ingresa a la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) hace 12 años para aplicar su filosofía de educación como eje transversal de la cultura vial.
“El tema de la educación vial me apasiona. Luego de perder a mi hijo en un accidente, ésta es una forma de honrar su memoria”, comenta David Ramírez, director de la Escuela de Educación Vial de la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), y padre de una de las 18 víctimas de la “Tragedia de La Cresta”.
¿A qué se debe el manejo desordenado?
“A la impaciencia y la intolerancia”. Ramírez asegura que “si el panameño tuviese una cultura de cortesía y paciencia, se movería mejor el tranque porque reduce accidentes que terminan de colapsar el flujo vehicular”.
Desde su óptica, la hostilidad en las calles es producto del agotamiento del residente de la ciudad que pasa un promedio de cuatro horas diarias en el tráfico, lo que equivale a media jornada de trabajo al día perdida en el tráfico.
“El país tiene un indiscutible desarrollo económico, lo que ha hecho que el parque vehicular crezca en un promedio de 6 por ciento anual que, sumado a que no existe una cultura de descarte, lo carros viejos también siguen operativos”, concluye.
Paralelamente, Ramírez alerta que el niño panameño piensa como conductor: “cuando en las escuelas se consulta qué luz indica el turno de cruzar la calle a pie, casi todos responden ‘la luz en verde’. A parte del riego de ser arrollados, alarma que en Panamá se crezca con mentalidad de automovilista”.
Peatón menospreciado
Aunque Ramírez reconoce que la infraestructura pública está lejos de estimular la movilidad peatonal, insta a los ciudadanos a emplearla “para salvar sus vidas”.
Estudios internacionales dieron a conocer este año que en países de la región la muerte por atropello ocupa entre el 19 y 25 por ciento, mientras que en Panamá se eleva a un promedio de entre 43 y 47 puntos.
Más sanciones, menos muertes
“Ante el desorden en la vía lo que estamos haciendo es mayor fiscalización. Comparando las cifras de sanciones, notamos la diferencia: de unas 500 mil infracciones en 2015, pasamos a 620 mil en 2016 y luego a unas 900 mil en 2017”.
Proporcional al incremento de las penalidades, la ATTT logró reducir la incidencia de pérdidas de vidas en las vías. Iniciando el mes de junio de este año hay un promedio de 22 muertes menos que el mismo periodo del 2017, y un acumulado anual de 40 fallecimientos menos en este 2018”.
Con reforzamiento de su flota vehicular, adquisición de más alcoholímetros y la coordinación de funcionarios de tránsito cada 20 kilómetros en las rutas hacia el interior, “hemos llevado a cero las muertes en Carnavales y Semana Santa”.
Campañas
El despacho de Educación Vial identifica tres pilares importantes para modificar la conducta del ciudadano. En primer lugar, la prevención a través de foros; la participación ciudadana instándola a cumplir la norma y por medio de la aplicación Inspector Ciudadano; y con la infracción, siendo fundamental la certeza del castigo.
“En la medida que el ciudadano conozca sus leyes, tenga canales para denunciar y vea que existe una autoridad que las hace cumplir; no cae en frustración y contribuye a mantener el orden en las vías”, concluye Ramírez.
“Quiero hacer un llamado a los ciudadanos que no respetan las normas, exceden la velocidad, se pasan luces rojas y los altos. Cada acción de esa puede ocasionar una desgracia a una familia. Panamá no merece perder a sus hijos en las vías”.