Texto: Nervis Araujo Rincón/Fotos: Andreína Rodríguez
“Felicito a San francisco News por estos 6 años de arduo trabajo en función de la gente de nuestra comunidad, espero que sigan haciendo esta gran labor periodística por siempre”
Los años y el tiempo no están en su memoria. Es lo único que no se asoma en una tertulia, llamada entrevista, con Doris Vargas de Rosas. Todos sus recuerdos están intactos, con los guiones de los momentos más notables de su vida incluidos. Nos recibió en su cálido hogar de San Francisco; sonriente, con sus brazos expandidos y dos besos, que marcan en cada mejilla su pintalabios rojo y su buen cariño, de esos que se sienten sinceros y que cobijan el espíritu.
Entre recuerdos volcados en cada portarretrato, revistas y libros que muestra como evidencia de una vida muy larga y feliz, estuvo enmarcado este ameno encuentro con ella, que fue como reencontrarse con lo mejor de la esencia panameña, es sentir orgullo por una mujer valiente, aguerrida, de principios profundos e ideales firmes; una dama que puso el género en alto a pesar de su época, donde los hombres, aun comandaban la vida y los destinos de una nación. Allí, en esos años estaba Doris, la primera representante que tuvo el corregimiento de San Francisco, la primera gobernadora de Panamá; fue registradora pública, amiga personal de Omar Torrijos y miembro – fundadora del PRD.
Nació en la Mesa de Veraguas, junto a 11 hermanos, pero desde muy pequeña la trajeron a la capital porque su papá quería que todos estudiaran. “Mi padre, Manuel Salvador Vargas, participó activamente en las batallas por la separación de Colombia; aun lo amo, lo admiro y resalto su valía en todas mis intervenciones. La gente más humilde y de la provincia tiene muchas aspiraciones. Mi mamá decía: `No es noble quien en cuna de oro nace, sino quien se sabe hacer`”, dijo cuando le preguntamos por qué las grandes personalidades del país, en buena parte, provienen de los pueblos. Se casó en 1956, tuvo tres hijas: Nadja, representante suplente de San Francisco; Miroslava, quien es Embajadora en el Vaticano y Bianca…ella ya no está físicamente, pero en el corazón de su madre y en cientos de fotos sigue viva.
¿Cuándo comenzó su trajinar en la política?
Desde muy pequeña porque yo acompañaba a mi papá en todas las actividades, él siempre nos involucraba.
Entre los años 1972 y 78 fue representante de este corregimiento, ¿Qué fue lo mejor que hizo durante su gestión?
Lograr que el parque Omar fuera de la gente, que se convirtiera en un lugar para todos. Hablé con el general Torrijos y le conté mis planes y él me dijo que convenciera a la directiva del Club de Golf y bueno, yo tenía varios amigos allí y lo logré. Le dije: “General, trato hecho”. Invité a cientos de niños para su apertura. Aunque yo quería hacer un Disney World allí, al final no se pudo, pero aún tengo ese sueño.
También inauguré el policlínico de San Francisco, así como la canalización del río Matasnillo y desde entonces no se inunda; ensanché la Vía Porras y la Calle 50. Yo trabajaba mucho y siempre me llevaba a mis hijas conmigo.
Y siendo gobernadora, ¿Cuáles cree que fueron sus gestiones destacadas?
Visitaba las escuelas para supervisar sus condiciones y para ver si los niños iban a clases. Andaba por toda la ciudad buscando a los pequeños que no estaban estudiando, los recogía en un bus y los llevaba a una especie de albergue donde les dábamos comida, los enseñábamos y hasta que no iba un padre a buscarlos, no salían, pero esos adultos eran sancionados. Acabé con los niños de la calle. Además puse toque de queda para los menores a partir de las 8:00 de la noche.
¿Cómo era el general Omar Torrijos? ¿Cómo fue su dictadura, según cómo usted la vivió?
Él era un hombre noble, muy inteligente y capaz. Fue bueno con los pobres y manejó una dictadura sana y equitativa. A mí me hizo destacar mucho, admiraba mi trabajo. Días antes de su muerte me dijo que me nombraría Ministra de Justicia. Su partida fue un gran dolor para mí; el pueblo entero fue a su entierro y lo lloró con el corazón.
Durante el mes aniversario del corregimiento de San Francisco fue honrada como “Hija Meritoria de la ciudad de Panamá”, homenaje que la llenó de orgullo y agradecimiento; es una señal más de su constancia, temple y convicciones, que le han hecho ganar el respeto de todo un país. Su presente ronda entre sus recuerdos, su hogar al lado de su eterno esposo, sus cinco nietos, seis bisnietos y entre las barriadas de San Francisco, donde se le ve con frecuencia acompañando a su hija Nadja Rosas durante las actividades comunitarias.