Alpha Grupo Editorial patrocina esta importante actividad cultural, siempre apostando por la preservación de la historia y raíces de los pueblos
Texto y fotos: Andreína Rodríguez González
Bajo la organización del grupo Realce Histórico de Portobelo, se realiza el décimo Festival de Diablos y Congos este 18 de marzo, que es tradición y orgullo del país, incluso, patrimonio intangible de la nación.
La directora de Cultura y Educación de la Alcaldía de Panamá, Alexandra Schjelderup, manifestó su completo respaldo a este tipo de eventos que involucren el rescate y fomento de las expresiones nativas y folclóricas de la etnia negra del país.
Congos y Diablos siempre en Portobelo
Siendo esta ciudad de Colón de calles angostas y con el proyecto del “Diablódromo” aún en papel, el productor ejecutivo, Roberto Enrique King, mantiene firme su postura de no trasplantar la tradición a otras locaciones fuera de la originaria “porque es de los pocos eventos culturales que enorgullece al colonense, especialmente al portobeleño, fuente, además, de ingresos a sus pobladores”, sostuvo King negándose a la posibilidad de llevar la tradición a Ciudad de Panamá, disponiendo de espacios más amplios como los de la Cinta Costera, entre otras grandes avenidas capitalinas.
Inicios
El Festival de Congos y Diablos se formalizó desde 1999 cuando un grupo de locales preocupados por la pérdida de sus costumbres, valores étnicos y raíces, decidieron organizarse a través de la agrupación Realce Histórico de Portobelo para trabajar por mantener, preservar y divulgar sus manifestaciones autóctonas.
La principal actividad de esta gestión es coordinar un evento que enfatice el juego-danza-ritual de los congos y diablos, puesta en escena que fue la pionera de este festival celebrado formalmente el 19 de marzo de 2000.
Todas las artes convergen en una
Y es que el despliegue de este evento requiere no solo de una gran creatividad en la confección de atuendos, especialmente de sus vistosas máscaras; sino también de una buena destreza y fortaleza física para mantener el ajetreado ritmo del tambor y de un permanente canto gutural lo largo del recorrido.
A la par, los visitantes también podrán disfrutar de las actividades complementarias como la feria de artesanías, disposición de bebidas y platillos típicos, productos agropecuarios, y eventualmente diversas actividades de entretenimiento y esparcimiento familiar.