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Los mártires que cambiaron el rumbo de la historia

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Eran unos 200 estudiantes del Instituto Nacional, liderados por Guillermo Guevara Paz, un joven de 17 años, los que deseaban ver ondear su bandera justo al lado de la norteamericana que se elevaba sobre la Zona del Canal.

Llenos de coraje, pero sobre todo de un enorme nacionalismo, los estudiantes caminaron hacia la Secundaria de Balboa, cargando el viejo tricolor perteneciente a su escuela (el mismo que habían cargado en 1947, durante demostraciones contra el tratado Filós-Hines, y en demanda de la retirada de las bases estadounidenses). Fueron recibidos por la policía y un nutrido grupo de estudiantes ‘zonians’, y a solo seis jóvenes panameños se les permitió ingresar. Lo que ocurrió después, marcó el inicio de esta historia.

Los estudiantes istmeños intentaron izar su bandera pero fueron rodeados por algunos habitantes de la Zona quienes entonaban  el himno de Estados Unidos. El ambiente se puso tenso y hubo mucha confusión. En medio de las discusiones, la bandera panameña resultó rota en pedazos.

El 9 de enero de 1964, estudiantes panameños dieron un ejemplo al mundo dignidad y soberanía.

La disputa ocurrida se difundió de boca en boca, y poco tiempo después decenas de panameños molestos, que luego fueron cientos, acudieron a la frontera entre la ciudad de Panamá y la Zona del Canal. Hubo enfrentamientos con gas lacrimógeno y hasta balas; pero las protestas se mantuvieron duraron tres días en varios puntos del país.

Ascanio Arosemena, un estudiante de 17 años de la Escuela Profesional Isabel Herrera Obaldía, recibió un disparo y se convirtió en el primero de los 21 ‘mártires’ de aquel 9 de enero de 1964.