Cumbre de las Américas

Un centro de prensa no tan cumbre

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La construcción de la Torre Babel, aquella que buscaba tener acceso directo al cielo, fracasó, según la biblia católica, cuando el Dios de los hombres terrenales dijo «(…) confundamos su lenguaje, de modo que no se entiendan los unos con los otros (…)». 

La VII Cumbre de las Américas quizá no tenga como objetivo tocar las barbas de Dios, pero sí es un evento que, al igual que Babel, pasará a la historia mundial como un momento donde la comunicación y sus resultados concretos serán los que determinen los éxito o fallos del encuentro.

1842 periodistas de 38 delegaciones se acreditaron para transmitir a sus países su percepción de los hechos, cifra a la que suman los 150 miembros de prensa oficial de Panamá. 

Algunos llegaron días antes de la inauguración, muchos lo hicieron solo con horas de diferencia, pero todos coincidieron en algún momento en el Salón Las Totumas, el área de exhibiciones de la planta baja del Centro de Convenciones Atlapa, un espacio de aproximadamente 2100 metros cuadrados habilitado por la Cancillería de la República de Panamá para la observación y difusión del cónclave.

Tibia organización

Cualquier envase de agua, cartulina, hoja, cartera o prenda de vestir funciona para apartar los asientos de quienes ambos días se han dado la tarea de madrugar. El resto de comunicadores, fotógrafos, camarógrafos, editores, presentadores y equipo técnico se adapta con resignación en cualquier espacio de piso alfombrado que quede cerca de un conector de electricidad.

En la tarima dos podios solitarios lucen su delgadez. Están ahí, inertes, subutilizados, nadie entiende aún para qué pues no está prevista, hasta el momento, una vocería oficial. 

Le sigue el área abierta del Centro de Prensa con 18 largos mesones, monitores, sillas y puntos para internet directo. A medio vuelo funciona indispensable, intangible e invisible el servicio de red inalámbrico que lo disfrutan solo quienes con suerte logran captar buena señal en sus dispositivos móviles. 

Además del espacio abierto hay decenas de cubículos privados, traducción y de transmisión dispuestos para las agencias de noticia, canales de televisión y delegaciones numerosas. 

Los redactores y editores, dentro de todo, están cómodos. Quienes están en aprietos son los camarógrafos y fotógrafos, pues acceder al lugar donde se realizan las plenarias es recordar aquellas imágenes de conciertos de punk donde los más apasionados empujan y golpean para demostrar su fortaleza. 

Por esto hay representaciones más prácticas que prefieren, por holgura, seguir el evento desde sus habitaciones de hotel, aprovechando el canal oficial de streaming de la Cumbre y las fotografías distribuidas por el portal Flickr. 

Barriga llena, rapidez en la transmisión

La VII Cumbre de las Américas es una muestra de la amabilidad del gentilicio panameño, o por lo menos de quienes trabajan en la organización del evento. 

Dentro de Atlapa hay desde latinos y europeos, hasta asiáticos, culturas diferentes que podrán no disfrutar el tradicional hojaldre istmeño, pero eso sí, no hay tequeño, brownie o café que no sea de disfrute universal. La comida sobra y las ganas de comer también. 

Además la organización provee el almuerzo durante los días del evento en las instalaciones del Hotel Sheraton, ubicado al frente de Atlapa, donde también está habilitado un apéndice del Centro de Prensa de menores dimensiones