Texto y fotos: Andreína Rodríguez González
Aun con el reflejo de la luna sobre la piscina de Los Ríos, antes de las seis de la mañana, el encendido de bombillos de tungsteno irrumpe en el tranquilo vecindario ubicado a un costado de la oscura avenida Omar Torrijos.
Luego de media hora de trote y una ducha helada, el espejo azul del agua de la alberca es cortado por las brazadas de un experimentado nadador. Se trata de Marcos Antonópulos, entrenador del equipo de triatlón, Tritones de Panamá.
Ejemplo de superación
Aunque de ascendencia griega y estadounidense, Marcos se describe a sí mismo como un hombre “cien por ciento panameño” y orgulloso de haber nacido en El Chorrillo.
Desde muy temprana edad mostró un comportamiento hiperquinético, lo cual llevó a sus padres a buscar alternativas en las que pudiese canalizar su desbordante energía. “Siendo hijo de luchador y judoca, antes de medicarme, mis padres sabían que el deporte sería el mejor lugar para desarrollar mi condición, y esa es mi mejor herencia”.
Fue así como a los 6 años ingresó al equipo nacional de lucha greco-romana, llegando a convertirse en campeón nacional a los 12.
Pasión por el agua
Aunque inquieto, su carácter afable lo distanciaba de las disciplinas que involucraban contacto físico; por ello se vio cautivado por la lozanía y amplitud de las piscinas, y fue allí cuando despertó su verdadera pasión.
Resuelto, aprendió a nadar por su cuenta, logrando ingresar al equipo nacional a los 16 años, y coronarse campeón nacional de los 200 metros mariposa antes de cumplir los 20.
Vocación docente
Cuando apenas inicia su carrera, el repentino fallecimiento de su padre le obliga a buscar empleo rápidamente. Medio tiempo como guardavidas y otro como coach, tuvo que renunciar a grandes oportunidades, pero supo entregar el testigo a su hermano menor, David Antonópulos, ex campeón nacional de Triatlón. “Más que mi primer alumno, fue mi conejillo de indias”, confiesa entre risas.
Constancia y resiliencia
A través de las becas del Comité Olímpico, Marcos comienza a capacitarse en academias internacionales de enseñanza atlética. Es Licenciado en educación física, fisiólogo deportivo y magister en docencia superior, con lo cual empieza a ejercer a los 25 años como entrenador de cabecera de reconocidos deportistas como Wendy Ducret y Billy Gordón.
Mientras ejerce como profesor de natación del instituto chino panameño, Sun Yat Sen, decide incluir ciclismo y atletismo en los entrenamientos, naciendo así el proyecto Tritones de Panamá.
Fanático ancoeño
Con más de 20 años como residente del corregimiento, confiesa sentirse “enamorado” del área canalera.
“Ancón es el paraíso del deportista. En un radio de siete kilómetros existen cinco piscinas, la de Los Ríos, Paraíso, Clayton, Albrook y Balboa, además de contar con parques y senderos ecológicos donde ejercitarse”.
No todo es color de rosa
Aunque de voluntad fuerte, Antonópulos revela haber atravesado por un quiebre en su carrera cuando su esposa y ex campeona nacional de triatlón, Yelena Rodríguez, fue arrollada mientras conducía bicicleta.
“Ancón necesita mejorar las condiciones de sus vías. Las ciclorutas son espacios muy concurridos y más de uso turístico. Por otra parte, las carreteras se mantienen con poca iluminación y los conductores no muestran consideración”.
Año nuevo, vida nueva
A sus 44 años, Marcos se ya ha topado con una tercera generación de aprendices, lo que le ha llevado a encontrarse con un nuevo momento para ceder el testigo y dedicar más tiempo a la disciplina de ser papá.
Para Marcos, este 2018 espera vivirlo desde una postura más sosegada, dedicándose a disfrutar de su pequeña hija, que a sus cuatro años ya incursiona en la gimnasia.
Habiendo conquistado el agua, las carreteras y la velocidad, ahora se ha empecinado en conquistar los aires, iniciándose como piloto de helicópteros. “Ni el cielo será el límite para mí, amo la vida y quiero vivirla al máximo”.