Un total de 133 cardenales de todo el mundo serán los encargados de elegir al sustituto del papa Francisco, quien falleció el pasado lunes 21 de abril en su residencia de la Casa Santa Marta en el Vaticano.
La elección papal se realizaba inicialmente con la participación del pueblo, tanto del clero como de los
fieles, lo cual solía ser controversial y en ocasiones abría opciones a personas con intereses alejados a la Iglesia. Esto fue así hasta el siglo XI, cuando el papa Nicolás II, en el año 1.059, promulgó un decreto en el que se articulaba el proceso de elección de los papas y resumía el derecho de elector a los cardenales, que fue la génesis del Colegio Cardenalicio establecido en el año 1.150.
Las normas se fueron ajustando según evolucionaba el proceso y era probado. En 1.179 se acordó la norma de la mayoría de dos tercios para ser electo Papa, regla que aún se mantiene. El papa Pablo VI hizo los cambios más importantes en más de cuatro siglos, entre los que estableció una edad límite de 80 años para ser elector, en 1970, y un número máximo de cardenales con derecho a voto de 120, en el año 1975. El número de cardenales nombrados en cada pontificado ha obligado a modificar esta última norma.
El cónclave es una especie de ritual que en esencia se ha mantenido inalterable durante unos 900 años, donde prevalece el aislamiento de los cardenales electores, las secuencias de votación hasta lograr los votos necesarios, las oraciones y los discursos previos a la votación, los votos de confidencialidad, el ritual del humo negro y el humo blanco, la aceptación verbal y la vestimenta del Papa electo, las campanadas en la plaza y el famoso anuncio en latín que termina con el “habemus papam”.
La secuencia
El cónclave se realiza en la famosa Capilla Sixtina, cuyas puertas se cierran al iniciar cada sesión del cónclave.
- Los cardenales electores son hospedados en la Casa Santa Marta, donde comienza el aislamiento.
- El cónclave iniciará en esta oportunidad el día 7 de mayo, lo que significa que los cardenales tendrán la acostumbrada cena simbólica la noche del martes 6 de mayo.
- El miércoles 7 de mayo se realiza la misa “Pro Eligendo Papa” en la Basílica de San Pedro, la cual es abierta al público.
- Ese mismo día los cardenales se dirigen en procesión hacia la Capilla Sixtina para el inicio del cónclave.
- Ya en la Capilla Sixtina los cardenales realizan el solemne juramento de secreto y luego se ordena la salida de la capilla a todo aquel que no sea elector.
- A estas alturas ya han sido designados los cardenales escrutadores (3) y cada elector recibe una papeleta donde escribirá el nombre del cardenal a quien confiere su voto.
- Estas papeletas son depositadas en un cáliz y terminada la votación se cuentan y se leen para conocer la proporción.
- Se realizan hasta 4 votaciones por día hasta que algún elegible logre la mayoría establecida (dos tercios), que en este caso serían 89 votos.
- Luego de cada tanda de votación las papeletas se queman en una estufa ubicada en la capilla, cuyo humo es visible a través de la chimenea. Este simbolismo, inducido por el cardenal responsable del acto, establece que las emanaciones de humo negro indican que aun no hay decisión y, por el contrario, si el humo es blanco significa que el nuevo pontífice ha sido electo.
- Inmediatamente las campanas de la basílica sonarán con el golpe característico de hace siglos, confirmando a los feligreses congregados en la plaza que el consenso ha designado a un nuevo Papa.
- El cardenal favorecido es llevado a la “sala de las lágrimas” donde, además de su vestuario, encuentra un espacio para reflexionar sobre lo que se viene, y allí mismo es cuestionado por el líder del Cónclave si acepta el nombramiento y sobre el nombre que escogerá para su pontificado.
- El acto final es salir al balcón principal de la Basílica de San Pedro para ser presentado al mundo como el nuevo Papa.
