Piropos: ¿Acoso sexual callejero?

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    “Estás más buena que comer pollo con la mano». Frases así  suelen ser parte de la cotidianidad en América Latina y Panamá es uno de los países donde los hombres son piropeadores por naturaleza.

    Pero, ¿Es parte de nuestra cultura o es un abuso de género? Lo cierto es que mientras algunas mujeres lo toman como un cumplido o incluso a modo de broma, muchas otras se sienten ofendidas.

    Para gran parte de la población, especialmente para los grupos feministas,  lejos de ser un simple piropo, es una conducta agresiva, física o verbal, «casi siempre con connotación sexual y llevada a cabo contra otra persona sin su consentimiento».

    En países como Chile, Argentina, Colombia y Paraguay, este tipo de acoso es una realidad cotidiana, y por ello, se están estudiando proyectos de ley mediante los cuales prohibir y sancionar este tipo de agresión.

    En marzo de 2015, Perú se convirtió en el primer país de Latinoamérica en promulgar la Ley para Prevenir y Sancionar el Acoso Sexual en Espacios Públicos.

    Desde entonces, otros países aúnan sus esfuerzos para demostrar que se trata de un problema que requiere especial atención.

    Mural de protesta contra los piropos ubicado en el Parque Omar.
    ¿Qué se considera acoso sexual callejero?

    «El acoso callejero, casi siempre de tipo sexual, es un comportamiento perpetrado tanto en espacios públicos como en espacios privados de acceso público (como centros comerciales). Está constituido por actos verbales con comentarios ofensivos, pero también de forma no verbal mediante gestos o jadeos», dice un artículo de la web www.mejorconsalud.as.com

    También se considera acoso callejero conductas como:

    • Captación de material audiovisual sin consentimiento
    • Abordaje
    • Exhibicionismo
    • Masturbación
    • Persecución
    • Contacto corporal