Vida y Salud

Prevención necesaria para salvar vidas

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POR: ANA GABRIELA LUCAS

Hace pocos días la OMS publicó una lista de situaciones que requerirán su atención en el 2019, la cual incluye brotes enfermedades infecciosas prevenibles por vacunas, infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos comunes, aumento notable de las tasas de obesidad y sedentarismo, y los efectos de la contaminación ambiental, el cambio climático y las múltiples crisis humanitarias.

Existen algunas que me preocupan, como mamá y pediatra, por lo cual quiero compartirlas con ustedes e invitarlos a reflexionar sobre el estilo de vida que están llevando y fomentando en sus hijos.

En primer lugar, las enfermedades no transmisibles, como la diabetes, el cáncer y las cardiopatías, son colectivamente responsables de más del 70% de todas las muertes en el mundo, es decir, de la muerte de 41 millones de personas.  El aumento de estas enfermedades se ha visto impulsado por 5 factores de riesgo principales: el consumo de tabaco, la inactividad física, el consumo nocivo de alcohol, las dietas poco saludables y la contaminación del aire.  Estos factores de riesgo también exacerban los problemas de salud mental, que pueden manifestarse a una edad temprana (la mitad de todas las enfermedades mentales comienzan a la edad de 14 años), pero la mayoría de los casos no son detectados ni tratados. Cabe señalar que el suicidio es la segunda causa principal de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años.

Para mitigar el impacto de estas enfermedades, es crucial favorecer la actividad física en nuestros hijos y desalentar el uso de pantallas, llevar una dieta balanceada todos los miembros de la familia, desalentar el consumo de alcohol o tabaco entre los adolescentes, y sobre todo invertir tiempo de calidad con nuestros hijos para conocer cómo se sienten y qué les preocupa.

 “Es crucial favorecer la actividad física en nuestros hijos y desalentar el uso de pantallas”.

Otro punto importante, es la negativa a vacunarse; esto amenaza con revertir los progresos realizados en la lucha contra las enfermedades prevenibles como la difteria o el sarampión. El problema con las vacunas es que cuesta ponerlas de moda. Su principal beneficio es que salvan vidas, pero como llevan más de medio siglo cumpliendo su misión, se nos olvida cómo era el mundo antes de ellas. Además, es verdad que hay niños que sin recibirlas no enferman, pero eso es porque las personas de su entorno sí se han vacunado, y ellos impiden que les llegue la enfermedad.  Y, para colmo, a las vacunas les ha salido una competencia mucho más “taquillera”: lo natural, lo alternativo.

Para mí, estar contra las vacunas es un capricho sin base científica que pone en riesgo no sólo a quienes no reciben las vacunas sino también a aquellos que son muy pequeños para recibirlas, sufren alguna enfermedad o están bajo algún tratamiento que debilita su sistema inmunológico.

Las vacunas salvan millones de vidas anualmente, son seguras y eficaces; por lo cual la única razón para no vacunarse que puedo aceptar es no tenerla disponible.