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No permitamos que el virus nos quite el aire, debemos avanzar…

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Foto | EFE

Artículo de opinión escrito por Daniela Melani

En el aire flota la sensación de que hay improvisación en la toma de decisiones y eso genera incertidumbre, desconfianza.

Hay que planificar en base a la evidencia científica para poder avanzar; pero pareciera que los planes no existen y que lo único “evidente” son números aislados que cuesta interpretar.  No se transmite un proyecto definido con un rumbo claro que nos motive a todos, sintiéndonos involucrados.

La cuarentena era una medida transitoria que debió haber ayudado a controlar la situación para dar espacio a las autoridades a planificar eficientemente y actuar. Se sabía que no era sostenible a largo plazo y nunca fue, es ni será la solución para hacer desaparecer el virus. Tampoco lo es para mitigar su propagación si el gobierno no toma en paralelo medidas eficaces. Lamentablemente se desaprovechó tiempo valioso. Estas condiciones no son más factibles de sostener y hoy debe evaluarse un nuevo plan de acción, nuevas alternativas viables que contemplen las necesidades reales del presente.

Responsabilidad compartida

Y si todos estamos de acuerdo en que la responsabilidad es compartida, cumplamos cada uno a conciencia con la parte que nos corresponde, asumamos el compromiso que es deber.

No se puede ahora traspasar al ciudadano toda la responsabilidad, buscando justificaciones que oculten las deficiencias. Las personas deben obligatoriamente cumplir con las medidas de bioseguridad para protegerse a sí mismos y proteger a toda lo sociedad.

Pero solamente usando mascarillas no se detectan contagiados. Manteniendo distancia física no se aíslan los casos positivos ni lavándose las manos no se curan enfermos… Esa es responsabilidad del Estado.

Es confuso y ambiguo el análisis de un panorama global con un hospital nuevo construido para casos Covid aún vacío, con disponibilidad de camas en salas y UCIS, con poca ocupación en hoteles y por otro lado con un 93 % en “aislamiento domiciliario”.

¿No será este porcentaje el que está creando los focos de infección?  En las áreas donde se sabe es imposible cumplir los protocolos, es donde el gobierno debe garantizar que los positivos queden aislados hasta que se aseguren no puedan ya contagiar. Es imprescindible el seguimiento cercano al margen de tener más o menos síntomas, ya que sabemos que generarán potenciales contagios y por ende, potencial colapso y potenciales muertes que lamentar.  Si se supone que es ésta la justificación para cada decisión, pues entonces no dejemos la suerte del entorno al azar.

Realidad asímetrica

Hay que dimensionar las realidades de cada corregimiento puntual, no se pueden unificar medidas y acciones en zonas en las cuales hay infraestructuras y condiciones tan diversas: cómo voy a pedir distanciamiento físico donde se vive en condiciones de hacinamiento.Cómo voy a exigir lavado de manos donde no hay ni agua potable. Cómo voy a obligarles a comprar mascarillas si no hay dinero ni para comer. Y es ahí donde se debe actuar y actuar, hasta generar el cambio.

Pueden encerrar al país entero por meses, pueden seguir paralizando la economía y sin embargo si no se detectan las zonas donde el RT es mayor y se enfocan allí en acciones concretas,   el contagio seguirá aumentando exponencialmente y la crisis se acentuará.

La consecuencia de la no intervención con medidas específicas en esos sectores provocará, ahora  sí, el colapso del sistema sanitario, sumado a todas las consecuencias ya notorias del confinamiento prolongado.

Cortesía

Se tiene la impresión de ausencia de liderazgo, no hay caras visibles que den explicaciones concretas, se necesita ver expresiones faciales que motiven y transmitan confianza, pero cuesta interpretar los mensajes que pareciera quedan ocultos detrás de las mascarillas.

Y sin tener credibilidad, es aún más difícil imponer medidas que no se ajustan a las necesidades reales y que demandan un esfuerzo que ya es imposible entregar.

Deben dejar de “obligar” tanto y se deben enfocar en enseñar, convencer con razones y argumentos para lograr que el actuar sea a conciencia.

El virus vino para quedarse como tantos otros, ya hay que adaptarse a las circunstancias, hacer frente a la crisis, vivir la nueva realidad con responsabilidad, pero sin temores. El miedo nubla la visión, entorpece el camino, frena el paso que es indispensable dar.

Parecería que se prioriza la política y que se están cambiando los roles en la toma de decisiones.  La economía es la que hoy más necesita respirador… pero no son las autoridades sanitarias las indicadas para su cura y su reanimación.

En altamar y con tormenta, es indispensable la presencia de un líder que evalúe con objetividad todas las variables y diseñe estrategias para no dejarnos a la deriva, que nos motive a todos para que podamos remar coordinando fuerzas y que nos establezca con firmeza una dirección.  Un capitán que nos dé palabras de aliento, que nos infunda la energía que necesitamos, que nos genere confianza haciéndonos saber que luchará contra viento y marea.

El tema salud es importante pero también lo es el económico y el social.  Y si de verdad priorizamos la salud, debe ser en un contexto general, analizando todas las patologías, muchas de éstas, incluso asociadas al confinamiento.

Hay que buscar el equilibrio, hay que encontrar el balance, diseñar un camino largo en el que ya, desde hoy, todos juntos podamos transitar.

La eficiencia hoy es vital. Es deber reconocer errores y corregirlos, reglamentar con criterio y sentido común, dimensionar el esfuerzo y el sacrificio que está haciendo cada sector, valorándolo de verdad, dándole la oportunidad de participar.

Nueva realidad

Ya no existen dudas sobre la necesidad de la interacción social, los resultados hablan por sí mismos, imposible salir con éxito sin aunar fuerzas.

Luego de tres meses de cuarentena y bloqueo total tenemos las cifras más altas y sabemos que incluso van a aumentar.

¿Por qué seguir escondiéndonos para escapar de la realidad?  ¿Es válido seguir insistiendo en las mismas medidas hace rato ya no viables, que además no lograron los objetivos propuestos? Podríamos estar peor es la justificación. ¿Y quién dice que no mejor? O igual, pero sin haber destruido la economía, sin haber generado tanto desempleo, sin limitarle por tanto tiempo al individuo su libertad.

No hay chance para seguir postergando la reapertura, y se están sentando las bases para tener el riesgo de un estallido social que dé pie al aumento de la criminalidad.

Foto Mitradel

El  #QuédateEnCasa causa rechazo a estas alturas, cuando la ayuda es insuficiente y el hambre estimula los sentidos pudiendo provocar reacciones que generen una verdadera crisis social.

El Estado no tiene ya recursos y no hay otra opción que darle al sector privado la oportunidad de colaborar con lo que él no ha logrado completar.  Son las empresas las que ayudarán a detectar casos, a prevenir contagios, a controlar los protocolos y pagarán sueldos e impuestos reactivando el flujo financiero que es inminente necesidad.

Tenemos todos una nueva oportunidad para enfrentar juntos la pandemia… confundidos, agobiados, desgastados, frustrados y sin motivación… El Covid nos está quitando el aire aún sin habernos infectado.

Pero una vez más busquemos la fuerza en el fondo del corazón y démonos la mano ayudándonos unos con otros. Hoy más que nunca se necesita SOLIDARIDAD.

NOTA: Alpha Grupo Editorial no se hace responsable por los artículos  escritos por los vecinos de las zonas que cubrimos. Son una manera de dar oportunidad a que expresen de forma respetuosa sus ideas y opiniones.