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Parroquia San Lucas de Costa del Este se prepara para abrir sus puertas

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Aunque con sus enormes portones bajo llave, la Parroquia San Lucas nunca cerró sus puertas. Cada uno de sus fieles, la comunidad parroquial y sus muchas pastorales, se ocuparon de mantener abierta una pequeña iglesia en el corazón de cada uno de los vecinos, que aunque ciertamente extrañó la presencia física en el templo; han podido participar en muchas de las actividades que a través de diversas plataformas digitales han estado disponibles.

Se deberá mantener el templo abierto con las bancas espaciadas. abriendo las diferentes puertas para favorecer la ventilación,| Foto: AR

Rosarios, conversatorios, charlas del P. Julián Hincapié, videos musicales del coro Dominus Deus, Adoración al Santísimo a través del coro Santa Cecilia; también las misas que desde España oficia el P. Miguel Ángel Ciaurriz (antiguo párroco de San Lucas). Todo ha sido difundido entre la comunidad parroquial que continúa alimentando su fe en estos tiempos difíciles.

Llega la reapertura

Llega una nueva prueba: la reapertura del templo. Ya se conformó el Comité de Salud e Higienización de la Parroquia San Lucas, que siguiendo estrictamente la normativa establecida por la Arquidiócesis de Panamá, prepara todo el protocolo que será aplicado al regresar.

A través de esta cuenta puedes enterarte de cómo avanza el proceso de reapertura en la Parroquia San Lucas

A través de su cuenta de Instagram (@CosahiSanLucas), todos los días van transmitiendo la información que cada uno de los feligreses debe tener en cuenta a la hora de asistir a las celebraciones eucarísticas. La idea es educar y recalcar las medidas necesarias para que este regreso a la nueva normalidad dentro de nuestra parroquia, sea lo más llevadera posible, pero sobre todo, que nos permita adecuarnos salvaguardando nuestra salud y la de los demás.

Normativas generales para la reapertura de los templos y celebraciones litúrgicas establecidas por la Arquidiócesis de Panamá

Preocupados por la salud espiritual, mental y física de todos los fieles, los obispos que conforman la Conferencia Episcopal Panameña, presentaron las siguientes normativas para la reapertura gradual de los espacios físicos de la vida eclesial, sobre todo en el aspecto sacramental.

Fases de Reapertura de los Templos Católicos.

  • Esta primera fase de reapertura, se iniciará con un 25 por ciento (25 %) del aforo de los templos, guardando debidamente el distanciamiento físico, y observando todas las medidas preventivas.
  • Se prorroga la dispensa del Precepto Dominical, y se invita a las personas en riesgo y niños a que sigan las celebraciones litúrgicas a través de las plataformas digitales y los medios tradicionales de comunicación.
  • Cada iglesia deberá crear un Comité Diocesano de Salud e Higiene para la implementación de los protocolos establecidos por el Ministerio de Salud.
  • Cada fiel debe comprender la importancia de cuidarse a sí mismo y al resto de los miembros de la comunidad. Se recomienda encarecidamente no asistir a misa, incluido el sacerdote, si se encuentra enfermo, resfriado o tiene algunos de los síntomas del COVID-19.
Cada iglesia, según sus posibilidades, establecerá si aumenta el número de misas.

Logística y adecuaciones en el templo

  • Mantener el templo abierto con las bancas espaciadas. Abriendo las diferentes puertas del templo, con la finalidad de favorecer la ventilación, así como evitar el contacto con las puertas para entrar y salir.
  • Marcar con etiqueta de color el lugar donde debe sentarse cada persona, y hacer la suma del total de los lugares asignados por misa.
  • Revisar el número de misas a ofrecer. Esto dependerá de la expectativa de la asistencia de los fieles; y también de los antecedentes de la asistencia.
  • Definir si se mantiene el mismo número de misas o si se tiene la posibilidad de aumentar la cantidad de las mismas. Establecer un intervalo adecuado entre celebraciones para la higienización del templo.
  • Cubrir los micrófonos que se utilizan en el templo con papel plástico para proteger el equipo y mantenerlos higienizados.

Equipos de higienización

  • Informar a los fieles acerca de la necesidad de traer equipo de protección (cubrebocas o mascarillas, etc.), asegurando que se tenga disponibilidad de estos equipos.
  • Entrenar adecuadamente al personal de limpieza y a voluntarios, para la adecuada limpieza y sanitización del lugar, antes y después de cada misa.
  • Sanitizar las áreas susceptibles de ser tocadas: bancas, sillas, mesas, perillas, baños, pisos, etc.
  • Tener un equipo de laicos que ayuden a sanitizar las manos de las personas con alcohol o gel alcoholado, así como el acomodo de las personas al momento de entrar al templo.
  • Colocar anuncios visibles en el templo a propósito de la utilización estricta de accesorios de protección, de la mascarilla, prácticas de higiene al estornudar y toser, en el uso de dispositivos electrónicos, etc.

 

Acceso o ingreso al templo

El saludo de la paz, que no es obligatorio, podrá realizarse mediante un gesto externo (inclinación de cabeza, agitación de manos) pero sin ningún contacto físico, y sin moverse de su puesto.
  • Definir un procedimiento claro de acceso al templo. Buscar siempre cumplir con las disposiciones de salud, el respeto y la dignidad de los fieles.
  • Invitar a los fieles a llegar a la misa puntualmente. Señalarles que deben ubicarse en los espacios designados, siguiendo las indicaciones de los miembros del Comité Parroquial COVID-19.
  • Medir la temperatura de las personas que están por entrar a la misa. Si la temperatura es mayor a los 37.5° c, o si ha estado en contacto con alguna persona positiva al COVID-19 en los días precedentes, por instrucciones de la Secretaria de Salud se recomienda no asistir a la misa.
  • Según las normas establecidas, y actuando con caridad y prudencia, no se debe permitir la entrada de los fieles que presentan síntomas de resfriado o COVID-19.
  • Evitar la movilización de un sitio a otro dentro del templo una vez inicie la celebración. Si deben salir, que sea por la puerta más cercana.

 En la celebración eucarística (misa)

  • Se recomienda que se disminuya el tiempo de duración, y aumentar la cantidad de celebraciones eucarísticas para los días en que haya mayor afluencia de fieles, como los domingos o en una fiesta en particular.
  • El número de ministros presentes en el presbiterio debe reducirse al mínimo, observando siempre las indicaciones del distanciamiento físico.
  • Sobre el ministerio de música, mantener un solo cantor o máximo tres voces individuales, y acompañado de un músico de algún instrumento, guardando siempre el distanciamiento entre cada uno.
  • El cáliz, la patena y los copones estarán cubiertos con la “palia” durante la plegaria eucarística, y el sacerdote celebrante higienizará sus manos al empezar el canon de la misa, y los demás ministros de la comunión antes y después de distribuirla.
  • El saludo de la paz, que no es obligatorio, podrá realizarse mediante un gesto externo (inclinación de cabeza, agitación de manos) pero sin ningún contacto físico, y sin moverse de su puesto.
  • La Sagrada Comunión se distribuirá solo bajo la especie de pan y se recibirá en la mano. Tanto el ministro como el comulgante deberán portar el tapabocas.
  • Para recibir la Sagrada Comunión habrá una vía de ida y otra de regreso en cada nave del templo, respetando siempre la distancia física y evitando todo tipo de contacto y aglomeración. Se debe organizar que un coordinador vaya indicando la salida a comulgar banca por banca. Y regresar por los espacios laterales disponibles.
  • Teniendo en cuenta la cantidad de comulgantes, de ministros extraordinarios de la comunión y la estructura del templo, también podría distribuirse la comunión sin que los fieles dejen sus puestos: quienes quisieran recibir la comunión se quedarían de pie y los ministros recorrerían los pasillos.
  • Después de que el sacerdote presenta el Cuerpo y la Sangre de Cristo: “Este es el Cordero de Dios…” y el pueblo responde: “Señor, no soy digno…”, el sacerdote dice: “El Cuerpo de Cristo” y el pueblo contesta: “Amén”, omitiendo el diálogo individual en el momento de la comunión.
La Sagrada Comunión se distribuirá solo bajo la especie de pan y se recibirá en la mano. Tanto el ministro como el comulgante deberán portar el tapabocas.

Salida del templo luego de la celebración

  • Anunciar –el presbítero o monitor– sobre la forma de proceder en la salida para que la feligresía mantenga la calma y especialmente el distanciamiento físico, evitando las aglomeraciones en las puertas o atrios de los templos.
  • La salida del templo se hará de forma ordenada, según la orientación del personal designado para esto.
  • La colecta no se hará durante el ofertorio, sino que personal designado, al finalizar la misa, se ubicará en las salidas del templo, siguiendo los criterios de seguridad establecidos, con el recipiente adecuado para hacer la colecta.

Los demás sacramentos se impartirán con medidas de seguridad particulares

  • Cada sacramento deberá ser impartido bajo medidas de seguridad definidas por la Conferencia Episcopal y de acuerdo con las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
  • Para el Sacramento de la Confesión (Reconciliación) se puede escoger un espacio amplio para llevarse a cabo. Tanto el fiel como el confesor deberán utilizar mascarillas, mantener la higiene de manos y superficies, y el distanciamiento físico de 2 metros.
  • Los demás sacramentos se impartirán con las medidas de seguridad particular y según la circunstancia de cada momento.
  • La Unción de enfermos debe hacerse con el rito breve y utilizando algodón en la administración de los óleos. Los sacerdotes muy mayores o enfermos no deben administrar este sacramento a personas que están infectadas por coronavirus y, en cualquier caso, se deben observar las indicaciones de protección indicadas por las autoridades sanitarias correspondientes.

 Otras visitas al templo

  • En las exequias de difuntos y funerales se seguirán los mismos criterios de todas las celebraciones eucarísticas y, aunque sea difícil en esos momentos de dolor, hay que insistir en evitar los gestos de afecto que implican contacto personal y también mantener la distancia física de seguridad.
  • Las visitas al templo para la oración o adoración del Santísimo, deben seguir las medidas generales, evitando la concentración y señalando los lugares para la oración y la adoración.

Transmisión de las celebraciones

  • Las parroquias que ya realizaban transmisión de su eucaristía en plataformas digitales o a través de algún medio como la radio o la televisión, prevean que al menos una de las eucaristías dominicales se continúe transmitiendo.
  • Las parroquias que aun no cuenten con transmisión de la Eucaristía por plataformas digitales o a través de algún medio como la radio o la televisión, prevean que puedan ofrecer la transmisión de al menos una misa dominical.
  • Buscar la profesionalización de estas transmisiones, tanto en recursos humanos, materiales o de software.

Todas estas normativas generales están sujetas a las fechas que el Estado defina, según las etapas establecidas para la apertura de instituciones y establecimientos en el país.

Estas normativas generales son una guía base para la implementación general en cada parroquia de la Iglesia Católica en Panamá. Existe una consideración económica muy importante que se refiere a la dificultad que viven muchas parroquias ante la reducción de sus ingresos, por lo que estas normativas generales deben representar el mínimo de costo para la parroquia.

En esa misma línea, se puede sugerir a los feligreses considerar que, en medio de sus restricciones, aporten lo posible en las colectas para permitir la continuidad de la labor pastoral.

Es importante desarrollar una metodología para la asistencia a la misa, tratando de evitar aglomeraciones, en las cuales quede mucha gente fuera de la celebración, con el riesgo de contagio y la sensación de exclusión que esto puede causar. Además, hay que considerar que inicia la temporada lluviosa con sus riesgos de contagio de otras enfermedades respiratorias estacionales.

La Arquidiócesis de Panamá presenta estas normativas generales a manera de orientaciones, para que cada obispo en su iglesia particular pueda normar, concretizar y detallar técnicamente según su propia realidad.