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Rosh Hashaná: el año nuevo judío

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El Año Nuevo judío que comienza este domingo a la noche y se prolongará hasta el martes, es el 5777, según su calendario.

Como buen argentino soy un gran lector de Mafalda. Admiro el talento y la habilidad de su autor Quino de resumir en apenas 4 cuadrados, profundos análisis y reflexiones sobre la vida y su significado.

Una de mis tiras favoritas y muy apropiada para explicar el concepto de Rosh Hashaná (el año nuevo judío) es aquella en la que Mafalda se despierta el primero de enero y pregunta “¿se han acabado el hambre y la pobreza en el mundo?, ¿se suprimieron las armas nucleares?” y cuando el papá todo apenado le responde “creo que no”, la niña terriblemente frustrada grita “¿entonces para que cuernos cambiamos de año?”

Posiblemente Quino no lo sepa pero hay una poderosa conexión entre Rosh Hashaná y el cuerno. Se trata del precepto bíblico de escuchar en esta fiesta, el toque del Shofar, un cuerno, generalmente de carnero que al soplarlo emite un sonido intenso y penetrante. Se toca el Shofar en la sinagoga durante los rezos de la mañana de los dos días de Rosh Hashaná.

Desde tiempos remotos el Shofar ha ocupado un lugar destacado en la conciencia colectiva de nuestro pueblo. La Biblia describe varios relatos en donde el sonido del Shofar cumple un rol protagónico, por ejemplo cuando los israelitas recibieron los Diez Mandamientos al pie del Monte Sinaí o en la extraordinaria historia de la caída de las murallas de Jericó.

Volviendo a Rosh Hashaná, su nombre bíblico es Yom Truá, el Día del Toque del Shofar. Sin embargo, no se nos da ninguna explicación de por qué se toca el Shofar en esta fiesta. A lo largo de los siglos diversas autoridades han tratado de dilucidar las razones del precepto: la proclamación de Dios como rey del mundo, el recuerdo de la fe de nuestro patriarca Abraham que estaba dispuesto a ofrendar a su hijo, la esperanza de la redención mesiánica, etc.)

Una de las interpretaciones más conocidas, y posiblemente la más inspiradora, es la que nos brinda Maimónides, el gran filosofo judío de la Edad Media: el Shofar viene a decirnos: “despertaos los sumidos en el sueño, sacudíos de vuestro letargo. Escudriñad vuestras acciones, arrepentíos de vuestros hechos. Recordad a vuestro Creador.”

Estas palabras hacen referencia a otro concepto fundamental de esta fiesta: Teshuvá – el arrepentimiento. De acuerdo a nuestra tradición, el mundo (y el ser humano) fueron creados en Rosh Hashaná y por eso, en este día Dios evalúa y juzga a sus criaturas.

Anticipándonos al juicio divino, corresponde el análisis propio de nuestras acciones, reconociendo aquellas cosas que no hicimos bien. Ese es el primer paso de la Teshuvá que literalmente significa retorno, volver al camino correcto.

Y lo más importante, la convicción de corregir en la medida de lo posible la falta cometida y el compromiso de no repetir error. En ese sentido Rosh Hashaná tiene que ver con el cambio personal y con nuestro deseo de perfeccionarnos. Por eso Mafalda – como siempre – tiene razón en su planteo: el inicio de un nuevo año debe llevarnos a transformarnos y mejorar nuestra sociedad. De lo contrario se vuelve irrelevante.

Un nuevo año del calendario judío comienza. Que traiga su bendición de paz, salud y bienestar para todos. Mis mejores deseos para ustedes, apreciados lectores ¡Shaná Tová! Un buen año y que seamos inscriptos en el Libro de la Vida.